En esta ocasión retornamos a latitudes más domésticas con la intención de ofrecer ideas para disfrutar de una agradable escapadita de fin de semana. El lugar que hemos escogido en esta ocasión es la localidad castellonense de Morella, ubicada en el maestrazgo, en la transición del litoral levantino hacia el interior aragonés. Los paisajes son muy peculiares y además encontramos multitud de localidades con historia; la misma Morella aún conserva un cinturón de murallas que se despliega en la falda del escarpado promontorio en el que se asienta y que corona un impresionante castillo de factura medieval que tenía fama antaño de ser inaccesible. Morella, localidad y región, tiene una antigua historia que arranca desde el neolítico y que aún continúa.
Se sabe que en la Prehistoria el hombre habitó estas tierras porque se han encontrado restos y pinturas rupestres en Morella la Vella y en Les Solanes. Se cree que la localidad pudo fundarse hacia el 2.500 a.C. Durante la romanización fue denominada Castra Aelia. Más adelante, parece que El Cid batalló con éxito en sus inmediaciones contra Al-Mundir de Lérida y Sancho Ramírez de Aragón, aunque la plaza no sería reconquistada hasta 1232. Durante las guerras carlistas, Morella tendía un papel muy importante: fue conquistada por Ramón Cabrera y convertida en la capital del territorio controlado por su ejército.
De resultas de este trajinar histórico, Morella posee un patrimonio monumental excepcional. Entre las construcciones religiosas cabe destacar la iglesia de Santa María y la iglesia de San Nicolás, así como el convento de San Francisco y la ermita de Santa LLúcia y Sant Llàtzer. La más desatacada de todas es la iglesia de Santa María, cuya arquitectura responde principalmente al estilo gótico, aunque al ser construida entre el siglo XIII y el XVI también posee ingredientes renacentistas; en su interior son muy valiosos el altar mayor, el coro, el órgano fabricado por el antiguo maestro Francisco Turull y la escalera de caracol que conduce hasta él. Por otro lado, del convento destacan los frescos que representan las dramáticas escenas pictóricas pertenecientes a la tradición del imaginario recogido en la famosa Danza de la muerte.
De la arquitectura civil de la ciudad podemos destacar el acueducto de Santa Lucía o acueducto de Morella, de factura gótica del siglo XIV, el ayuntamiento de Morella (siglo XIV), cuyos esquemas arquitectónicos también responden a los impulsos estilísticos del gótico, las casas solariegas de las grandes fortunas de la localidad como la casa del cardenal Ram, la de Ciurana de Quadres, la del Marqués de Cruilles y la casa de los Brusca y Creixell. Por último otras de las obras de la ingeniería civil de la Edad Media es el nevero, un recinto en el que se guardaba la nieve para crear hielo.
Morella, como lugar de tránsito entre el Levante y el Interior del valle del Ebro, goza de una importante posición estratégica, motivo por el que ha sido objeto de riñas entre los diferentes bandos guerreros de la historia. Esta circunstancia obligó desde muy temprano a fortificar el lugar —parece que se han hallado pruebas de que los celtas ya realizaron ciertas tareas de defensa— y todavía hoy en día la fuerza defensiva de Morella es notable. Sólo hay que observar la foto de la localidad para darse cuenta de que es un lugar prácticamente inexpugnable. Por tanto, Morella dispone de muy buenos ejemplos de arquitectura militar medieval. El castillo de Morella, en la cima —que conserva el aljibe romano y diferentes estructuras propias de los aposentos reales—, es uno de ellos: fue construido aprovechando el relieve de la roca sobre la que se alza dispone de matacanes y otras estructuras defensivas medievales. Por otro lado, las tremendas murallas medievales de Morella, que miden 2,5 km de circunferencia, son también un arquetipo de construcción medieval y presentan una serie de puertas que son realmente impresionantes, como la Puerta de San Miguel.
La gastronomía, un aspecto importante que hay que considerar a la hora de visitar lugares, es muy rica en Morella. La cocina morellana hace hincapié sobre todo en las carnes: desde el cordero o el cerdo, pasando por el jabalí de caza o la ternera, hasta aves como la perdiz o la codorniz. Por supuesto los embutidos son uno de los puntos fuertes de esta gastronomía y como entrante no es mala idea combinarlos con las sabrosas croquetas morellanas. Las recetas del plato principal incluyen aves escabechadas, carnes trufadas como el conejo o el cordero —la trufa es un ingrediente típico en Morella y en la actualidad la recolección de trufas es una de las principales fuentes de ingresos de la región. Por otro lado, dentro de la gastronomía juegan un papel muy relevante las setas, que se cocinan solas o como guarnición. Por último, hay que mencionar cuatro platos típicos de Morella: los pilotes de Nadal (pelotas de Navidad), las ollas masoveras, la sopa morellana y «el frito» —este último consiste en embutidos conservados en aceite, de forma que se potencia el sabor. De postre, el flaó o la cuajada representan un deleite para el paladar.
Senderismo en el Maestrazgo
Viajar a Morella constituye una interesante opción para escaparse un fin de semana, y no sólo por su rico patrimonio, su belleza en la que se puede uno sumergirse horas y horas, descubriendo sus rincones, o por su rica gastronomía. Morella ofrece también diversas opciones de senderismo que descubrirán a los viajeros la peculiar configuración natural de estos páramos que hacen la transición desde el litoral hasta Aragón. Estas son algunas rutas:
- Torre del Poso (Morella – Xiva de la Morella): 7,9 km de senderos y pistas que comienzan en la Puerta de San Miguel y que atraviesan varias cercas de ganado y la Masía de Carceller hasta llegar a la ermita del Roser, que anuncia la llegada a la localidad de Xiva de Morella. Esta ruta se puede completar en apenas dos horas de caminata, pues su dificultad es baja.
- Morella – Herbeset: la distancia entre ambos puntos es de 11,6 km que se pueden hacer, a un ritmo más bien reposado, en una 3 horas. Este camino también comienza en la Puerta de San Miguel y pasa bajo el acueducto medieval para adentrarse en los paisajes del Maestrazgo poblados de masías. Quizá sea la ruta más intrincada, pero sin duda un regalo a la vista.
- Mola de la Garumba (Morella – Forcal): con una duración estimada de 4 horas y una distancia de 15,15 km, este camino está marcado con rayas blancas y amarillas (GR-7). Un punto interesante del camino es la Roca del Mig Dia, desde la cual se aprecian unas generosas vistas de la localidad de Forcall, y dos interesantes muestras de patrimonio histórico: la ermita de Sant Cristofol y el castillo de Todolella.
- Xiva de Morella – Ortells – Forcall: otra de las rutas que existen por estos parajes no nace ni muere en Morella, sino en la pedanía de Xiva de Morella. El camino se alarga unos 13 km que pueden completarse en 3 horas. Esta ruta atraviesa un río y pasa junto a una antigua masía encaramada a una gran roca. La dificultad de esta ruta es baja.
El lector puede obtener más información sobre el senderismo en Morella en esta dirección y sobre la localidad, su patrimonio, la historia y otras cuestiones en la página oficial del Ayuntamiento de Morella.
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