Estocolmo es una ciudad que cautiva y que, en parte, secuestra al visitante. En realidad, esa es la premisa para que alguien padezca lo que se conoce como síndrome de Estocolmo y que se aplica para aquellos rehenes secuestrados durante un tiempo prolongado y que desarrollan lazos emocionales de complicidad con sus secuestradores. De modo que el síndrome le viene como anillo al dedo a la cautivadora ciudad báltica.
Pero es que la capital sueca tiene un sabor especial: se ha levantado sobre un total de 14 islas y dispone de 57 puentes que permiten unir unos barrios de la ciudad con otros. Esta circunstancia ha hecho de Estocolmo una de las pocas urbes que presume de tener un apodo o heterónimo: la Venecia del Norte. Nada más y nada menos.
Su condición de capital desde 1419 ha conllevado que Estocolmo sea una ciudad en la que abunda la arquitectura grandilocuente y palaciega. Entre los palacios y casas de la nobleza que se deben conocer en la Venecia del Norte, destacan la Riddarhuset (Casa o Palacio de la Nobleza) y el Palacio Real. En esta línea arquitectónica destaca el Palacio del Real Dominio de Drottningholm, situado en la isla de Lovön, que data del siglo XVI y que desde 1991 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
En general, en Estocolmo todas las construcciones derivadas del poder tienden a ser excepcionalmente magnificentes, como demuestra el nuevo ayuntamiento (Stockholms Stadshus), construido por Ragnar Östberg entre 1911 y 1923 y en cuya bla hallen (sala azul) se entregan cada año los Premios Nobel. Una de las zonas ineludibles de la ciudad para cualquier visitante es la Ciudad Vieja o Gamla Stan.
La vida cultural de la ciudad es muy activa y su calificativo de Capital Europea de la Cultura, concedido en 1998 por la comisión y el Parlamento Europeo, es realmente merecido. Tiene al menos siete museos inevitables: Museo Vasa, el Museo de Ciencias e Historia Natural, el Museo Histórico, el Museo Nórdico, el Museo de Arte Moderno, el Museo Nacional de Bellas Artes y el Skansen. Este último combina un zoo con un museo al aire libre y tiene la particularidad de que desde sus instalaciones se puede avistar el Museo Nórdico (nordiska museet), dedicado a la historia del pueblo escandinavo desde la Edad Media hasta hoy.
Se puede visitar la página oficial de la ciudad de Estocolmo para obtener más información.
1 respuesta hasta ahora ↓
1 Cool Hostels para dormir con estilo | // 13 de marzo de 2015 a las 13:08
[…] con encanto a bordo de dos barcos atracados a orillas del lago Mälaren, en el mismo centro de Estocolmo. Más que habitaciones este hostel dispone de camarotes. Y aunque los espacios comunes no son muy […]
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