En 2.0 Viajes comenzamos una nueva serie de posts, esta vez relacionados con Túnez, donde ya han menguado con claridad las tensiones derivadas del fenómeno revolucionario de la Primavera Árabe. En esta ocasión hablaremos de la medina de Túnez –capital del país homónimo–, gracias a su numeroso patrimonio histórico y monumental y, también, a su patrimonio sociológico. En reconocimiento a esta indiscutible realidad, la Unesco declaró la medina de Túnez Patrimonio de la Humanidad en 1979. La descripción que esta organización cultural internacional asignó a este bien propiedad de todos los seres humanos es:
Bajo el reinado de los almohades y los hafsidas, entre los siglos XII y XVI, Túnez llegó a ser una de las ciudades más ricas e importantes del mundo islámico. Unos 700 monumentos diversos –palacios, mezquitas, mausoleos, madrazas y fuentes– atestiguan su esplendoroso pasado.
Los argumentos que proporcionó para la aprobación de la propuesta fueron que posee «un testimonio único, o al menos, excepcional de una tradición cultural o de una civilización que sobrevive o que ha desaparecido» y que de que pone de manifiesto «un importante intercambio de valores humanos, durante un periodo de tiempo o sobre un área cultural del mundo, en cuanto a logros arquitectónicos o tecnológicos, artes monumentales, planificación urbanística o diseño del paisaje del entorno». Ambas razones no dejan de ser ciertas, a pesar de haber sido formuladas de una manera tan genérica.
El turismo en la medina y puntos de interés
Como hacen en general los responsables turísticos del Magreb, con la medina de Túnez se «vende», sobre todo, ese atraso secular y ese mundo antiguo repleto de privaciones, que, sin embargo, tanto se añora en Occidente –donde (¡ironías de la vida!) las migajas que quedan de ese espíritu se tildan sin miramientos de caspa local y profundidad patria. Hay que ser consciente, sin embargo, de que es ese el espíritu que reina en la medina.
Uno de los lugares más curiosos que visitar es el zoco o mercado tradicional en la civilización islámica. Este consiste en un grupo de intrincadas callejuelas, plazoletas y galerías, en las que se conjugan intensos olores de toda procedencia imaginable con los vivarachos colores de las especias y los pasteles tradicionales. Todo tipo de mercaderías se venden en el zoco, desde primorosas joyas de plata y piedras preciosas, hasta marroquinerías de todo género. Si se va a comprar algún artículo, el precio para los extranjeros suele triplicar el precio real, de forma que el regateo de partida se basa en proponer un 30 por ciento del precio inicial, para finalmente alcanzar un acuerdo que ronde el 40 por ciento del precio original. Hay que estar bien mentalizado para el regateo, pues es una actividad agotadora, mucho más de lo que pueda parecer al principio.
Entre los 700 monumentos que conforman el conjunto del Patrimonio de la Humanidad, destacamos textualmente los siguientes, aunque a continuación ilustraremos otros con fotografías: la mezquita Al-Zaytuna, del siglo VIII, la Gran Mezquita de la medina de Túnez y su universidad musulmana, y el Palacio del Bey o Dar-al-Bey, del siglo X.
Otros monumentos y lugares de interés:
De momento, alimentamos vuestro sueño de visitar la medina de Túnez con este vídeo:
Si el lector desea conocer más detalles sobre cómo viajar a Túnez o los requisitos necesarios para entrar, puede visitar la página del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Más sobre Túnez:
→ Túnez (II): el Sitio Arqueológico de Cartago.
→ Túnez (III): el Parque Nacional de Ichkeul.
→ Túnez (IV): restos de ciudades púnicas y romanas que son Patrimonio de la Humanidad
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