El Paraje Natural del Torcal de Antequera es un entorno natural que se encuentra a unos 15 kilómetros al sur de la localidad de Antequera (Málaga). Se caracteriza por albergar una gran cantidad de piedras calizas de caprichosas formas talladas por los diferentes agentes atmosféricos en un proceso de erosión continua que comenzó hace unos 65 millones de años. Hoy este lugar presenta un paisaje de origen kárstico que encierra ciertas similitudes con una de las últimas incorporaciones del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el del Parque Natural de los Pilares del Lena, en Rusia. También guarda similitudes con el bosque de piedra de Shilin, en China. A diferencia de estos, el Torcal de Antequera está en España, y nos ofrece una experiencia igual de sorprendente. Quizá doblemente sorprendente al encontrarse tan cerca.
En total, la superficie del Torcal de Antequera asciende a 1.171 hectáreas que se encuentran inmersas en la zona de la Sierra Bética. Es tan extraño que en cierto modo nos hace sentir extraños, como perdidos en el interior de un inextricable laberinto de piedra ajeno a este mundo. La sensación de extrañeza aumenta conforme encontramos piedras extrañamente familiares, extrañamente moldeadas con formas de objetos específicamente humanos. La palabra que mejor puede resumir la sensación que cautiva a quien se interna en esta especie de bosque de piedra caliza son «extraño» y «extrañeza», porque lo normal es sentirse extraño, al igual que sucede, por ejemplo, en la Ciudad Encantada de Cuenca, donde también hay piedra caliza tallada por los agentes climáticos. En el Torcal de Antequera algunas de las formas que podremos encontrarnos son «el tornillo», «el ataúd» o «el dado», nombres que nos dan una idea de lo peculiar del sitio, del que podría decirse sin afectada exageración que pertenece a otro planeta, a otro Universo.
Como en otros lugares con estas características, en el Torcal de Antequera existen algunas zonas que tienen terreno lapiaz, es decir, con surcos que aparecen entre las piedras cuya profundidad puede variar entre unos milímetros y varios metros. En algunos puntos del paraje podemos encontrar incluso pasos estrechos entre las piedras, a modo de trinchera natural. Por otro lado, al tratarse de la dúctil piedra caliza, las cuevas aparecen con suma facilidad y se han llegado a localizar en la zona unas mil cuevas, como la sima de la Unión, que es la más importante. Algunas de esas cuevas contuvieron restos de la presencia del hombre prehistórico, como la cueva de Toro y la cueva de Marinaleda, restos que hoy se exhiben en el Museo Municipal de Antequera.
Rutas y variedad biológica
Hay establecidas dos rutas que atraviesan el Torcal de Antequera, una de forma circular y otra con forma de herradura. La ruta circular se llama Ruta Verde y se puede completar en 40 o 60 minutos de caminata de baja dificultad. La otra se llama Ruta Amarilla, también sin complicación, y tiene una longitud de 3 kilómetros que exigen en torno a una hora y media de marcha. Conforme avance en ambas rutas, el viajero descubrirá las caprichosas formas que ha tallado la naturaleza en el Torcal y constará paso a paso que se trata de una extrañeza insólita, propia de otro Universo.
Además de los paisajes que nos irán mostrando las rutas, podremos admirar vistas más generales en uno de los dos miradores ubicados dentro del paraje natural. Uno de ellos, el más típico por ser el que más cerca está del punto de información del Paraje Natural, es el Mirador de las Ventanillas, que asoma hacia el valle del Guadalhorce y la ciudad de Málaga. Hacia el este por carretera también se puede disfrutar de las vistas que ofrece el otro ventanal al valle del Guadalhorce: el Mirador Diego Monea.
El único componente que nos devuelve de nuevo a la Tierra entre tantas formas extrañas que tiene el paraje son las diferentes especies de fauna ibérica. Por ejemplo el gato montés o la cabra montesa, así como un gran número de aves, como buitres leonados y búhos reales se pueden ver en el Torcal de Antequera. De hecho, la Unión Europea ha declarado este Paraje Natural como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), debido a que se trata de uno de los últimos refugios de ciertas especies que se encuentran gravemente amenazadas, como el buitre leonado. Por otro lado, la variedad de flora que presenta este sitio es realmente amplia, con árboles de todas las especies que crecen normalmente entre los canales y orificios de las piedras calizas y que cuenta con especies que van desde los arces y encinas hasta los saúcos. La vegetación baja también es abundante y se pueden encontrar especies como el helecho o la yedra.
El lector puede obtener más información sobre el Torcal de Antequera en la dirección web: www.torcaltour.com.
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