Ubicada en las últimas estribaciones de la comarca burgalesa de las Merindades, en la región del Alto Ebro, Frías (al norte de Burgos) siempre ha sido un punto de paso importante sobre el río más caudaloso de España. Precisamente uno de los monumentos más importantes de una localidad que ostenta el título de Conjunto Histórico Artístico por su abundante patrimonio medieval, y a la vez de los más impresionantes por sus dimensiones, es el puente medieval, que parece haber sido de factura romana, aunque reconstruido y apuntalado en diversos momentos de la Edad Media. Ahora que hablamos de ríos y puentes resulta oportuno mencionar que el nombre de «Frías» parece proceder de la expresión «Aguas Fridas», es decir «Aguas Frías», voz que terminaría derivando simplemente en «Frías», el topónimo actual de la ciudad. Y sí, Frías es una ciudad porque, aunque su población no supere hoy los 300 habitantes, el rey Juan II de Castilla le otorgó ese título con la intención de cambiársela al conde de Haro, don Pedro Hernández de Velasco, por la ciudad de Peñafiel cuando alboreaba el segundo tercio del siglo XV. —Curiosa actividad nobiliaria la del tráfico de ciudades…—
Sin demasiados aspavientos contemporizará el lector con el aserto de que la imagen de un puente simboliza una entrada o un camino que interna al viajero en algún lugar. Por eso comenzaremos esta e-visita a Ciudad de Frías con la ilustración del puente romano y medieval que se encuentra al norte del municipio y que cruza el río Ebro. Parece que sobre él discurría en tiempos de los latinos una calzada romana capital para las rutas comerciales que se habían establecido entre la meseta y la costa Cantábrica. Tan relevante llegó a ser el tráfico comercial por este precioso puente de nueve arcos que, para asegurar los cobros que exigía a los transeúntes el derecho de pontazgo, se erigió en su mitad una torre que data de finales del siglo XIV o principios del XV. Hoy parece una injusticia, pero el derecho de pontazgo, que permitía cobrar un dinero a quienes lo cruzaban, servía sobre todo para reparar los deterioros generados por la intemperie y el tráfico de personas y carretas —una especie de impuesto de circulación. El puente de Frías es uno de los mejores ejemplos españoles de puente fortificado.
Hija de la palabra «inexpugnable»
Ciudad de Frías parece congelada en el tiempo, encaramada a un escarpado promontorio, o muela, que le ofrece una posición defensiva inmejorable. La localidad se fortificó al comenzar el siglo XIII con un sólido cinturón de muralla que aún conserva tres puertas por las que se accede al municipio: la puerta de Medina, la más cercana al castillo, la puerta del Postigo, muy cercana a la iglesia de San Vicente, y la puerta de la Cadena, que era el paso principal hacia el recinto. Anterior en el tiempo es el castillo de Frías —en torno al siglo X—, aunque no será hasta el reinado de Alfonso XIII cuando el castillo adquiere un mayor valor estratégico. En el siglo XV, el duque Pedro Fernández de Velasco inicia una serie de obras de mejora que le dan al castillo su aspecto actual sobre el peñón de la muela. La torre del homenaje es el punto más alto de la fortaleza y contribuye decisivamente al aspecto medieval de Frías.
Cuenca no es la única ciudad que tiene casas colgadas, aunque sí es la única en la que se llaman «casas colgantes». En Frías también las fachadas de muchas casas se alzan sobre la pared escarpada de la muela en la que se asienta el municipio, pero se les conoce como «casas colgadas». Muchas tienen más de tres plantas y conforman una vista espectacular y curiosa, inexpugnable, sobre todo al acceder a Frías desde su lado sur. Estas casas forman uno de los lados de la calle que conduce hasta el castillo de Frías.
Iglesias y celebraciones
Como no podía ser de otra forma en una ciudad que surgió en la Edad Media y que, como disecada, su epidermis y aspecto conservan la imagen original, los edificios religiosos ocupan un lugar destacado. Sin duda el templo de mayor protagonismo en Frías es la iglesia de San Vicente Mártir, ubicada en el extremo opuesto al castillo, justo sobre el cortado de la muela. Hay que buscar el origen de esta iglesia en el románico, aunque el estilo más destacado es el Barroco, que sobresale sobre todo en el retablo de las Tentaciones, uno de los tres que alberga. La iglesia de San Vítores es otro de los monumentos religiosos más señalados —está al pie del promontorio—, aunque también son destacables el convento de San Francisco (siglo XVI) y el convento de Santa María de Vadillo (siglo XIII). En los alrededores podemos encontrar también una antigua iglesia románica.
Los próximos meses, ya más cercanos al verano, son muy propicios para visitar la localidad, ya que se celebran varias fiestas: la Cruz de Mayo, a mediados de mayo, la fiesta del Capitán —en conmemoración del alzamiento contra el poder feudal—, el 24 de junio, y la fiesta del Santo Cristo, en septiembre.
El lector puede obtener más información sobre Ciudad de Frías y sus posibilidades turísticas y gastronómicas en la página del ayuntamiento http://www.ciudaddefrias.es/.
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