Durante las últimas semanas, en 2.0 Viajes hemos venido publicando una serie de destinos tradicionales de Uzbekistán, un país que para la mayoría resulta lejano y exótico. Hasta ahora habíamos recogido las experiencias y los principales atractivos turísticos de tres de sus ciudades más reconocidas dentro del ámbito turístico por su historia y patrimonio histórico —las tres forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco—: Jiva, Bujará y Samarcanda. Con esta última saldamos una gran deuda que inconscientemente había contraído esta bitácora con sus lectores y sus 120 seguidores en el perfil de Facebook. Hoy hablaremos de Taskent, pues quien haya seguido con atención cada uno de los reportajes que se han ido tratando habrá descubierto que la forma más sencilla de viajar hasta dichas ciudades es en tren o avión desde la capital de Uzbekistán. A pesar de ser una ciudad con una dilatada historia, queda poco de sus antiguos tiempos a causa de los terremotos y la intensa reestructuración urbanística soviética del siglo XX; ambas circunstancias impiden que Taskent pueda compararse con las tres joyas de cuento oriental que se trataron en anteriores reportajes.
En siglos pasados, Taskent fue otro de los puntos más importantes de la ruta de la seda, junto con Samarcanda; sin embargo, su historia se remonta hasta el siglo III a.C., cuando su nombre era Chach o Shash, un término que vendría a significar «piedra» y que con el correr de los siglos se uniría a la voz túrquica «kent» —«ciudad»— para dar lugar al actual nombre de la capital de Uzbekistán: Taskent, es decir, la «Ciudad de Piedra». Como sucedió con otras ciudades de la ruta de la seda, los mongoles conquistaron y saquearon Taskent a comienzos del siglo XIII, pero serían los timúridas —es decir, Tamerlán y todos sus descendientes— quienes hicieron revivir la ciudad. Desde entonces, Taskent fue ganando importancia comercial y económica al calor del tráfico de la ruta de la seda y, a comienzos del siglo XIX, se la consideraba como la ciudad más rica de Asia central. Luego caería en manos de la Rusia zarista y posteriormente de la Rusia soviética y en 1966 sufriría un devastador terremoto que acabó con buena parte del casco histórico. Desde 1991, Taskent es la capital de un Uzbekistán independiente.
La destrucción provocada por el terremoto de 1966 acabó con muchas cosas del casco viejo de Taskent, pero afortunadamente se salvaron bastantes y en muchos lugares aún se conserva el encanto de la vieja ciudad. Aún se conservan muchas casas de adobe, patios y callejuelas intrincadas y estrechas. Uno de los puntos más recomendados, más auténticos, es el del bazar Chorsu. En este bazar se puede apreciar la vida cotidiana de los habitantes de Taskent, donde acuden con los coloridos vestidos tradicionales a realizar toda clase de compras. Por otro lado, como es también lógico al ser un ámbito tan importante de las sociedades islámicas, los edificios históricos que mejor se conservan son los de carácter religioso. Los más destacados son el conjunto funerario del Imán Khazret, la mezquita de Tellya Seikh, la madraza de Barrak-Khan y la madraza de Kukeldash, que es una de las escuelas coránicas más grandes y mejor conservadas de Asia central, con un enorme patio interior y una preciosa mezquita. Más recientes son otros monumentos como la madraza de Abdulkasim, del siglo XIX, y los mausoleos de Khavendi Takhur, de Kaldyrgach-bly, de Yunus Jan, de Abubakr Muhammad Kaffal Shashi y el mausoleo de Zainuddin-bobo Sheij. Uno de los edificios más visitados de la capital de Uzbekistán es la Torre de Taskent, una torre de televisión de 375 metros del altura que recibe la visita de unas 70.000 personas al año.
Por lo demás, Taskent es una ciudad a la que se le nota que tiene ganas de ser moderna en el sentido occidental, un poco alejándose de la esencia rusa y soviética que indudablemente está presente en ella. Es una ciudad en la que existen bares y cafeterías en abundancia y en la que se puede disfrutar tranquilamente de un té de media tarde o de unas copas nocturnas. En esa carrera hacia la modernidad occidental, Taskent ha creado espacios de ocio nocturno que pueden resultar muy curiosos, como los pubs irlandeses, o las discotecas de hoteles como el Didiman, o de lugares emblemáticos como la calle llamada Broadway (calle Saligokh) en donde se encuentra el Diamond Club. Solamente por no dejarlo en el tintero, el plato típico de Taskent es el plov u osh, una deliciosa mezcla de arroz, zanahorias y carnes de oveja y cabrito con especias. La ciudad tiene también algunos museos interesantes, como el Museo de Historia del Pueblo de Uzbekistán o la Galería Taskent de Arte Moderno, entre otros.
0 respuestas hasta ahora ↓
No hay comentarios hasta ahora... el tuyo puede ser el primero.
Deja un comentario