Jiva (Khiva): un escenario como de cuento oriental

18 de julio de 2011 por Paco Almádena · 2 Comentarios · Aventura, Curiosidades, Historia, Ocio, Patrimonio de la Humanidad, Religión, Uzbekistán, Viajes

Entre los países menos conocidos y menos visitados del Globo Terráqueo se cuenta la ex república soviética de Uzbekistán. Precisamente por ello no tienen una gran difusión los tesoros urbanísticos y arquitectónicos que se reparten por todo el país, aunque muchos no carecen de mérito ni fama. De Uzbekistán se podrían citar Taskent, la capital, que se sitúa al este, Bujará, ubicada al sur, o la mítica Samarcanda, uno de los principales centros de comercio de la antigua ruta de la seda. Sin embargo, hoy nos vamos a centrar en otro de los tesoros del país, la ciudad de Jiva –también escrito Khiva o Xiva–, que se divide en dos zonas: la de la ciudad nueva –Dichan Kala–, a extramuros, y la de la ciudad antigua –Itchan Kala–. La ciudad antigua pertenece al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1990, con la denominación uzbeka de «Itchan Kala».

La propia Unesco reconoce que no quedan demasiados edificios antiguos, pese a lo cual Jiva se mantiene como «un coherente y bien conservado ejemplo de la arquitectura islámica de Asia central». Al igual que Samarkanda, esta ciudad se encontraba en la Ruta de la Seda, aunque tenía menos importancia. Jiva era una especie de punto de no retorno para los comerciantes que debían proseguir camino atravesando el desierto hasta la siguiente ciudad. Con todo, los orígenes de Jiva se remontan hasta el siglo IV d.C., según la Unesco, cuando era la capital de la antigua región de CorasmiaKhwarezm, en inglés. Sea como sea, las huellas de los diversos imperios y pueblos que han hecho historia en ella han quedado patentes en su urbanismo y arquitectura: los árabes la conquistaron en 712, los mongoles en 1221, los uzbekos en 1512 y los rusos en 1873. Jiva también vivió un periodo de autogestión, cuando en 1643 se convirtió en la capital del Janato de Jiva.

Tramo de la Ruta de la Seda en Asia cental. Jiva estaba situada en uno de los brazos secundarios que confluían en Samarcanda, a más de 700 km de esta. Foto de Wikimedia Commons.

El esquema urbanístico de la ciudad vieja responde al criterio de la planta rectangular. Esta planta rectangular está delimitada por una muralla que alcanza los 10 metros de altura en algunos puntos y que tiene la nada despreciable cifra de 11 puertas. El conjunto patrimonial de la ciudad está constituido también por un conjunto de 50 monumentos históricos y 250 casas antiguas que todavía mantienen todo el sabor de la vieja arquitectura de la región. De hecho, para incluir Jiva en la lista de Patrimonio de la Humanidad, la Unesco se acogió al 4º criterio de selección: «Por ser un extraordinario ejemplo de un tipo de edificio, de un conjunto tecnológico o arquitectónico o de un paisaje que ilustre una etapa significativa de la historia del hombre». Por ejemplo, entre todo el patrimonio histórico que tiene la ciudad, el edificio más destacado y que mayor interés despierta entre los viajeros es la mezquita Djuma, cuya entrada tiene un total de 112 columnas.

Hipostilo de Djuma, que cuenta con 112 columnas. La mezquita fue erigida en s. X y reconstruida en el XVIII. Foto de twiga_swala – Flickr

La mezquita Djuma, con el minarete azul, inacabado, tras una de las 11 puertas de Jiva. Foto tomada de la página web de la Unesco.

Fragmento de la muralla de Jiva. Foto de Wikimedia Commons

La mezquita de Djuma desde los muros de la ciudad. Foto de fantoraygun – Flickr

Mientras que la mezquita y las murallas representan la estampa típica de la ciudad, en realidad hay que resaltar algunos lugares más. Por ejemplo, la antigua fortaleza de Kunya Ark fue convertida por el jan Alla-Ulli en un interesante palacio. Este gobernante tuvo una grandísima influencia en el urbanismo de la ciudad y también construyó el palacio de Tach-Kauli. Dos mausoleos destacan también entre las construcciones que aún permanecen en pie desde la Edad Media: el mausoleo de Pahlavan Mahmud y el mausoleo de Sayid All-Uddin. Además de estas construcciones, también hay que citar las madrazas –esto es, las escuelas coránicas donde se aprenden los entresijos del Corán–, y entre ellas señalamos la madraza de Mohamed-Amin-Khan o la madraza de Alla-Kuli, que data del siglo XIX. Por cierto, en el siglo XIX los rusos empezaron a ambicionar la región y, por supuesto, la importante ciudad de Jiva. El general ruso Konstantín Petróvich von Kaufman la tomó en 1873.

Cuadro de la toma de Jiva, de Vasily Vereshchagin. Tomado de Wikipedia.

A modo de anécdota, añadimos que se cree que fue en Jiva donde nació el matemático, astrónomo y geógrafo persa Al JuarismiAbu Abdallah Muḥammad ibn Mūsā al-Jwārizmī–, de cuyo nombre proceden tres palabras españolas del ramo de las matemáticas: «álgebra», «guarismo» y «algoritmo». Como resulta evidente, el apellido guarda una estrecha similitud con Khwarezm, la región en la que se ubica Jiva. Esto a modo de anécdota, y, a modo de curiosidad, conviene tener presente que Itchan Kala fue el primero de los lugares de Uzbekistán que fue admitido en la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que se trata de una ciudad que parece sacada de la infinitesimal chistera de las 1.001 noches.

Antes de viajar a Uzbekistán lo mejor es tener toda información posible sobre seguridad y salud, ya que se trata de un país en el que existe una gran precariedad de medios. En la página del Ministerio de Asuntos Exteriores se puede encontrar más información.

No hay etiquetas para esta entrada.

2 respuestas hasta ahora ↓

  • No hay comentarios hasta ahora... el tuyo puede ser el primero.

Deja un comentario

Publicidad