A unas tres horas al noreste de Sofía, la capital de Bulgaria, se encuentra una de las localidades con más encanto de Bulgaria: Veliko Tarnovo (también escrito Veliko Turnovo). Es una ciudad muy antigua que conserva muchos de sus rasgos del pasado, pero con una clara imagen de transición hacia la modernidad que no acaba de llegar del todo. No tiene aeropuerto internacional y el que existe no está operativo, lo que no es óbice para acercarse hasta este magnífico enclave turístico en un viaje a la desconocida Bulgaria. Además del clásico acceso por carretera tomando la A-2 en Sofía, ya sea en coche o autobús, Veliko Tarnovo también es accesible en tren desde la capital o desde Varna, en la costa del mar Negro. El transporte más habitual para llegar a Bulgaria es el avión, bien al aeropuerto de Sofía (precios aquí) o al de Varna.
La ciudadela de Veliko Tarnovo, conocida como la fortaleza de Tsarevets por ubicarse en el cerro homónimo, es un testimonio viviente del relevante pasado de la localidad. En la Edad Media se convirtió en la capital del segundo Imperio Búlgaro por su importancia e influencia cultural, política y económica. Tal es así que, con el debilitamiento bizantino, fruto de los avances turcos, trató incluso de proclamarse como la Tercera Roma en Oriente. Tras la caída de Veliko Tarnovo en manos turcas en 1393, Bulgaria tenía los días contados, aunque un espíritu nacional aún pervivió. En Veliko Tarnovo surgirían revueltas nacionalistas que serían reprimidas y no sería hasta la intervención rusa de 1877 cuando se pondría fin al dominio turco y se firmaría la Constitución de Tarnovo (1879) que trasladaba la capital a Sofía definitivamente.
La fortaleza de Tsarevets encierra un buen número de construcciones antiguas que merece la pena visitar. Por cierto, la fortaleza y el entorno se parecen a otro sitio del que hablamos hace tiempo: los castillos de Bellinzona, en Suiza. Se trata de un enclave que hará las delicias de los aficionados a la historia por lo sugerente del sitio, de los fotógrafos por las magníficas vistas y encuadres que ofrece y para los adictos a los viajes por lo particular y especial del lugar, que sigue al margen de la masificación turística. Lo cierto es que Tsarevets tiene un cierto aire al Édoras, la capital del reino de Rohan, del filme El señor de los anillos. Se puede visitar el Palacio Real, acotado por una muralla y dos torres, la zona del Patriarcado, que conserva la preciosa iglesia ortodoxa tan característica de Veliko Tarnovo, la torre de Balduino –donde en 1205 el rey Kayolan de Bulgaria encerró y dejó morir a su enemigo Balduino I de Constantinopla– y la puerta Asenova. Por las noches tiene lugar un espectáculo de láseres, luces y música que narra la historia del asedio otomano de 1393. No os lo podéis perder.
Además de este fuerte sabor histórico, Veliko Tarnovo presume de tener una animada vida nocturna espoleada por su carácter universitario. No olvides probar las sabrosas cervezas locales, especialmente la bolyarka y la zagorka, o incluso el rakiya, un licor de alta graduación macerado con frutas. Una vez conozcas Veliko Tarnovo, no dejes de conocer otros puntos de interés de la región. Puedes acercarte a la vecina ciudad de Gabrovo, que tiene grandes centros comerciales con muy buenos precios, o al agradable pueblo de Arbanassi, desde el que se aprecian magnificas vistas de Veliko Tarnovo y su entorno, salpicado de monasterios ortodoxos. También es habitual visitar las ruinas de la antigua ciudad romana de Nicopolis ad Istrum, a unos 20 kilómetros al norte de Veliko Tarnovo. ¿Qué? ¿Te animas a descubrir Bulgaria?
1 respuesta hasta ahora ↓
No hay comentarios hasta ahora... el tuyo puede ser el primero.
Deja un comentario