Bellinzona: una perla enrocada entre castillos medievales

27 de noviembre de 2012 por Paco Almádena · 2 Comentarios · Cultura, Curiosidades, Europa, Historia, Montaña, Naturaleza, Ocio, Patrimonio de la Humanidad, Suiza, Turismo, Turismo Rural, Viajes

La preciosa ciudad de Bellinzona es la capital del cantón suizo de Tesino (Ticino, en italiano), que se encuentra en la parte italiana de Suiza, a orillas del río Tesino. Se trata de una ciudad muy antigua que disfruta de una importante posición estratégica gracias a su privilegiada localización a las puertas del paso de San Gotardo, por el cual discurre una de las rutas más importantes que atraviesan los Alpes. Actualmente conserva su importancia en las comunicaciones a través de los Alpes, pues pasan por ella diversas vías ferroviarias que conectan Suiza con Italia a través de Lugano, y llegan hasta Milán —desde España hay vuelos directos al aeropuerto de Lugano—. La localidad de Bellinzona es muy conocida por su patrimonio histórico-artístico, ya que conserva un interesante casco antiguo y contiene diversos monumentos que pertenecen al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: Los tres castillos, muralla y defensas del burgo de Bellinzona. Es un destino muy querido por los amantes de la historia y quienes practican turismo cultural.

Localización de Bellinzona, en Suiza (Google maps).

Bellinzona nocturna, desde Castelgrande. Foto de Ikiwaner, Wikimedia Commons.

La localidad de Bellinzona pasaría inadvertida a lo largo de la historia, a pesar de que en la zona ocurrieron acontecimientos de gran importancia, como el cruce de los Alpes por parte de Aníbal Barca. El general cartaginés, tras sorprender a los romanos al trasladar la guerra a suelo italiano, derrotó por primera vez a las legiones en el 218 a.C. en las cercanías del río Tesino, en lo que sería la primera de un rosario de victorias cartaginesas que culminarían en Cannas. El enclave se cita por primera vez en el año 590 a causa un enfrentamiento entre tropas francas, que pretendían acceder al norte de Italia, y tropas lombardas, que defendían el paso de San Gotardo en diversas fortificaciones erigidas por ellos mismos. Con el paso de los siglos la región entraría en la zona de influencia de Milán hasta la conquista por parte de los suizos en el siglo XVI.

Los castillos de Bellinzona. Foto de Massimo Macconi, Wikimedia Commons.

Torre Bianca de Castelgrande. Foto de Jungpionier, Wikimedia Commons.

Adarves de Castelgrande. Foto de Jungpionier, Wikimedia Commons.

Lo que ha hecho de Bellinzona un destino de cierta relevancia turística es su conjunto monumental de castillos medievales que la Unesco catalogó como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. El argumento fue que «Bellinzona constituye un ejemplo excepcional de una estructura defensiva tardomedieval que protege un paso clave en los Alpes». Aunque parece que los romanos habían construido una fortaleza en Bellinzona mucho antes, los artífices primigenios de las fortalezas fueron los lombardos. En total son tres castillos que se llaman castillo de Castelgrande, castillo de Montebello y castillo de Sasso Corbaro —estos últimos se erigieron en los siglos XIV y XV respectivamente—. El primero de ellos se halla en la cima de un promontorio rocoso que domina el valle; el segundo, ubicado en un repecho cercano, es parte del mismo conjunto defensivo; y el tercero se encuentra en al sureste del antiguo burgo y pretendía proteger la parte más vulnerable del mismo. La muralla del viejo burgo también pertenece al Patrimonio de la Humanidad, pero solamente queda en pie el trazado meridional.

El núcleo del casco antiguo, con la colegiata de los santos Pietro y Stefano en el centro de la imagen. Foto de G. Salluzzi, Wikimedia Commons.

Claustro de santa Maria delle Grazie. Foto de Laurom, Wikimedia Commons.

Escena en santa Maria delle Grazie. Foto de Laurom, Wikimedia Commons.

Aunque la principal visita turística a Bellinzona son los complejos defensivos tardomedievales, el casco viejo esconde varias joyas patrimoniales. Además de las construcciones señoriales típicas del norte de Italia, como el precioso palazzo Civico, que hoy alberga el Ayuntamiento, existen numerosos rincones y placitas cargadas de encanto, como la plaza Nosetto o la plaza del Sole, donde hay terrazas para tomar algo. Al encontrarse Bellinzona entre los distintos promontorios fortificados, el casco antiguo es bastante estrecho, por lo que no necesitamos mucho tiempo para recorrerlo.

Iglesia de San Biagio. Foto de WPestana, Wikimedia Commons.

Iglesia de San Rocco. Foto de Roland Zumbühl, Wikimedia Commons.

En Bellinzona encontramos también una importante arquitectura religiosa, con ejemplos que comprenden desde la Edad Media hasta el siglo XIX. La iglesia colegiata de los santos Pietro y Stefano, de estilo renacentista con detalles barrocos, es quizá el ejemplo más sobresaliente de arquitectura religiosa en la ciudad. También en el interior del casco viejo, en la plaza Indipendenza, se encuentra la iglesia de San Rocco, de la Edad Media, y por último, la iglesia de Madonna delle Grazie, que conserva varios arcos góticos del claustro del convento y una impresionante decoración interior.

Por otro lado, en la cercana localidad de Ravecchia, municipio de Bellinzona, también hay otra iglesia construida en el siglo XIII que resulta bastante interesante: la iglesia de San Biagio, un templo de estilo gótico erigido sobre una antigua iglesia románica que conserva varios frescos medievales.

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