En un precioso pueblo de la Toscana italiana, el primer ministro británico y su mujer, de vacaciones, se detuvieron a tomar un café. El pueblo, corazón de la comarca de Valdarno, se llama Montevarchi y lo habían elegido por su belleza y por su numeroso patrimonio histórico y cultural. Allí los extremos de la escala social chocaron de forma un tanto brusca y, mirada la cosa con distancia, hasta cómica. Todo fue por un café. Lo cómico viene de que la camarera Francesca Ariani no sabía que delante tenía a David Cameron y a su esposa Samantha, y se negó a servirles un café a causa de lo atareada que andaba en ese preciso instante. La prensa transmitió el desliz de manera grave y trágica, pues parecía que la camarera había firmado, sin saberlo, una especie de salvoconducto al infierno, porque ni corta ni perezosa le había negado el café al matrimonio Cameron. El diario El Mundo narró así el sainete: «El premier pidió dos capuchinos y otro café en la cafetería Dolcenero en la ciudad de Montevarchi. Previamente, había pedido a una camarera que les trajera a su esposa, a un ayudante de Downing St. y a él mismo un café a la terraza donde estaban sentados. La camarera, sin embargo, le dijo que estaba demasiado ocupada.» El desenlace no tenía más salida que la represalia, así que doña Francesca se quedó sin propina: «Cameron pagó 3,10 euros con un billete de 50 euros y no dejó nada al servicio. ‘Yo estaba un poco sorprendida por eso, porque me dijeron que era muy rico’, comenta Ariani».
Claro que, si se conoce Montevarchi –que se encuentra a unos 60 km por carretera de Monteriggioni–, esta historia produce la sensación de encontrar una manzana podrida en un cesto lleno de sabrosas manzanas. La región y el casco antiguo del pueblo bien merecen correr el riesgo de enfrentarse a una iracunda camarera a la que se le amontona el trabajo de golpe. Los Cameron se alojaron en una villa del siglo XVIII que se conoce como villa Petrolio, en una región que uno de los alcaldes de la zona describió como «la parte más salvaje de la región de Chianti, hay menos cultivo y dos terceras partes están cubiertas por bosques». Y la villa Petrolio es una pequeña muestra del encanto que esconde esta región regada por el río Arno, ese que también baña a las ciudades de Pisa y Florencia y que da nombre a Valdarno.
Todos los pueblos de la Toscana tienen interesantes conjuntos arquitectónicos religiosos. Montevarchi es, además, uno de los mejores exponentes de la arquitectura religiosa toscana. Los templos cristianos que merecen destacarse son la colegiata de San Lorenzo, que se inauguró en estilo románico y que actualmente presenta un estilo barroco. La iglesia es especialmente famosa porque alberga la reliquia de la Sacra Leche –presuntamente, leche materna de la virgen María que pudo haber tomado Jesucristo–, en una de las capillas más celebradas del escultor Andrea della Robbia. En esta capilla se encuentra el museo de Arte Sacro de Montevarchi. Además de la colegiata de San Lorenzo, resultan visitas aconsejables la iglesia de Santa María de la Azucena (santa Madonna del Giglio), datada en el siglo XVI; la iglesia de la Misericordia, que se convertiría después del siglo XVI en el monasterio de Santa María de la Leche (Santa Maria Del Latte), y el claustro Cennano, que formaba parte del convento de San Ludovico. Por otro lado, el monasterio de La Ginestra es otro interesante edificio que desempeñó las funciones de hospital para los peregrinos que acudían a Roma a lo largo de los siglos; aún conserva frescos medievales en bastante buen estado.
Especialmente recomendable es subir a la cercana colina de los capuchinos, que domina la ciudad pues, por ende, entrega al viajero las más ambiciosas vistas de la población y del valle. Entre la arquitectura civil es destacable el Palacio del Podestà, así como la configuración urbanística de una ciudad de calles rectas que aún desprende una atmósfera medieval entre los viajeros. La plaza central de la población, que se llama piazza Varchi, es el lugar más genuinamente toscano de la población, con sus pórticos y la torre del palacio del Podestà. También resultan interesantes las villas de Masini y Galeffi. También existen vestigios de la arquitectura militar que desarrolló la población en épocas pasadas y se conservan fragmentos de murallas y algunas de las puertas, además del Cassero, que es un antiguo acuartelamiento. En las proximidades de Montevarchi se encuentra el Pinetum de Moncioni, una especie de jardín botánico en el que se encuentra la colección de coníferas más grande del siglo XIX, con especies como secoyas, pinos, piceas, tejos… Como decía el alcalde de la región cuando hablaba de Monteverchi, se trata de una región en la que se conservan bastantes bosques y zonas salvajes, lo que añade atractivo a la localidad. En el Museo Paleontológico se pueden admirar numerosos restos, entre los que destaca el cráneo de un elephas o mammuthus meridionalis hallado en la región.
El lector puede encontrar más información sobre Montevarchi en la página oficial de la población, aunque sólo está disponible en italiano.
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