Catacumbas: un secreto subterráneo de Roma, París y Lisboa

1 de mayo de 2013 por Paco Almádena · 2 Comentarios · Cultura, Curiosidades, Francia, Historia, Italia, Portugal, Turismo, Viajes

Los asiduos a 2.0 Viajes ya se habrán dado cuenta de nuestro interés turístico por destinos un tanto «macabros». Los ejemplos más recientes son el reportaje sobre «Los siete osarios más macabros del mundo», el artículo sobre «El Cementerio Militar Alemán de Cuacos de Yuste», nuestras «Ocho propuestas para practicar el necroturismo», o «El ‘feliz’ cementerio de Sapanta», pero este interés arranca de mucho antes, cuando hablamos de «El lúgubre osario de Sedlec» allá por julio de 2011. Y, como se puede ver, hasta ahora nos habíamos centrado en lugares no demasiado conocidos y un tanto remotos, por lo que esta entrada pretende de algún modo deshacer ese entuerto. Hablaremos de las catacumbas que hay en tres grandes ciudades Europeas: Roma, París y Lisboa.

Las catacumbas son espacios subterráneos distribuidos en galerías que se dedicaban al almacenamiento de restos humanos. Parece que los cristianos primitivos enterraban en estos espacios a los muertos con ceremonias por entonces proscritas por las autoridades latinas, de ahí que el ingrediente subterráneo fuese indispensable para estas primitivas comunidades cristianas. Sin embargo, es una costumbre mucho más difundida a lo largo y ancho del mundo de lo que cabría esperar en un principio, pero esto es materia de otro post.

Catacumbas de Roma

Por lo que se sabe hasta ahora, ya que las catacumbas romanas son tan antiguas que hay lugares tapados o inexplorados, se han contado hasta 750.000 nichos mortuorios en más de medio centenar de catacumbas subterráneas. Pero no solamente tienen un valor histórico por lo que representaron, sino que son además un santuario del arte romano tardío y del del arte paleocristiano. Entre tantas catacumbas, podemos decir que las más impresionantes, las imprescindibles, son las catacumbas de Domitilla, las catacumbas de San Sebastiano y las catacumbas de San Calisto. Casi en ningún lugar como en la Roma subterránea se podría decir aquello de «morituri te salutant» —los que van a morir te saludan—.

Catacumbas de París

A diferencia de las catacumbas de Roma, las de París son más pequeñas y mucho más recientes. En total suman 1,7 km de galerías y fueron construidas en el último tercio del siglo XVIII, uno de los momentos más convulsos de la historia de Francia. La mayoría de los restos proceden de otros cementerios, ya que se trasladaron por falta de espacio en los mismos. Hay que tener mucha precaución si se visitan pues las galerías son laberínticas y es fácil perderse o acabar en alguna sala inundada. Se calcula que en ellas pueden estar los restos de unas 6 millones de personas. La entrada principal está en la place Denfert-Rochereau y el precio por entrar está entre 4 y 8 euros.

Catacumbas de Lisboa

El emperador Augusto ordenó construirlas en el siglo I de nuestra era, pero con los avatares de la historia quedaron en el olvido. Sería a mitad del siglo XVIII cuando se redescubrirían tras el espantoso terremoto de Lisboa y más tarde se supo que, al igual que sucedía en Roma, cristianos afincados en la ciudad las usaron para enterramientos y ritos por entonces prohibidos. En la actualidad solamente se pueden visitar tres días al año, ya que se encuentran inundadas y los bomberos tienen que estar presentes. Normalmente, las catacumbas de Lisboa abren en el mes de septiembre, noticia que se anuncia a través de la web del ayuntamiento.

Si alguno de nuestros lectores ha visitado las sobrecogedoras catacumbas de Roma, de París o de Lisboa, y ha llegado hasta este párrafo de la entrada… ¡Está tardando en comentarnos qué le parecieron!

No hay etiquetas para esta entrada.

2 respuestas hasta ahora ↓

  • 1 Edu y Eri // 7 de mayo de 2013 a las 10:49

    ¡Cómo molan! Sólo conocemos las de Roma, pero nos dejaron impresionados. A ver si podemos conocer pronto las otras dos! ^^

Deja un comentario

Publicidad