El Monte Saint-Michel es un municipio francés en la región de Baja Normandía,en el límite de las regiones de Bretaña y Normandía, sobre un promontorio rocoso en el estuario del río Couesnon, debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel Saint Michel. Merece una mención aparte, ya que es un lugar plagado de encanto y leyendas desde hace siglos. Además de servir de inspiración duarnet siglos a multitud de artistas.
La arquitectura prodigiosa del monte Saint-Michel y su bahía lo hacen el sitio turístico más concurrido de Normandía.
Fue declarado monumento histórico en 1862, y figura desde 1979 en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.
El monte ha sido el asentamiento de algunas tribus célticas que ocuparon el bosque de Scissy que se encontraba en los alrededores del monte Saint-Michel y se acercaban a él para entregarse a sus cultos druídicos, alla por el siglo IV. En estos tiempos ya existía un gran megalito, y los galos emplazaron un cementerio a su alrededor, de ahí que fuera bautizado como el Monte Tumba. Durante los siglos XVII y XVIII el edificio de la abadía también se convirtió en prisión.
El fenómeno de las mareas que es la principal atracción de este lugar se produce dos veces al día, dejando a la ciudadela y a la Abadía unidas a la tierra solamente por una carretera, la Gran Vía. En el lugar se dice que es tal la velocidad a la que suben las mareas, que el agua atraparía con facilidad a un caballo al galope… por eso, con cada subida del mar, las campanas del Monte, avisan con suficiente antelación, pues se ha convertido en casi una tradición o una curiosidad turística, el observar esa subida del mar a ras de orilla,o desde uno de los miradores.
Desde la carretera los edificios ofrecen el aspecto de una imponente fortaleza, para los amantes del arte gótico será una experiencia inigualable ya que la evolución de este estilo artístico es apreciable en todos los edificios del monte. Lo primero con lo que nos encontramos es con el pequeño pueblo que rodea a la Abadía. No hay nada más agradable que callejear por la muralla, y no sólo ir admirando el paisaje que desde ella se tiene, sino también disfrutar con las numerosas tiendas de souvenirs que hay en el pueblo, ya que los habitantes del promontorio voven del turismo. Son varias las callejas empinadas las que suben hacia el Monasterio. Por lo demás, poco hay que ver en el pueblo, salvo la Iglesia de St. Pierre, un pequeño edificio de los siglos XV-XVI.
De entre todos los edificios hay que destacar los que se denominan «La Merveille». Una serie de edificios góticos que ocupan la fachada norte del monte: capellanía, sala de huéspedes, refectorio, sala de los caballeros y el claustro.
Básicamente esto es St. Michel, un lugar muy pequeño, pero cuya historia es muy grande, una manera muy original de conocerlo es empaparnos de las múltiples leyendas del monte y las mareas, donde muchos dicen que en la subida de las mismas se puede presenciar la lucha del arcangel San Miguel con los demonios, entre muchas otras historias ancentrales.
1 respuesta hasta ahora ↓
1 Pepa // 17 de septiembre de 2008 a las 17:58
Este pasado mes de Agosto estuve en Sant Michel, y Sant Maló y es extraordinario, la Abadía es extrañamente hermosa y misteriosa, un prodigio de la arquitectura y de la naturaleza, nos gusto muchisímo.
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