Split, lucero del Adriático

21 de junio de 2011 por Paco Almádena · 1 Comentario · Croacia, Historia, Patrimonio de la Humanidad, Turismo, Viajes

Una de las consecuencias de las guerras es que el vacío informativo que generan se prolonga más allá de la firma del tratado de paz. Si sumamos este hecho al de que desaparece la sensación de seguridad y a que la faceta turística queda severamente dañada, nos encontramos con que un país con maravillosos tesoros puede ser perfectamente desconocido para el gran público; o, al menos, inconscientemente olvidado en el rastreo que hacemos antes de escoger destino. La ciudad croata de Split es una de esas poblaciones que la Guerra de los Balcanes enterró en la mente de muchos viajeros. Quizá por eso su encanto y su ingente patrimonio histórico y cultural se conservan no sólo como antes de la guerra, sino como antes de las guerras mundiales, napoleónicas, turco-venecianas y, en contados casos, como antes de la baja Edad Media…

Para entender la especial monumentalidad de Split se precisa conocer su historia. Los griegos, que la fundaron como puerto de intercambio comercial con las tribus ilirias, le dieron el nombre en algún momento del siglo VI a.C.: Aspálathos (Aσπάλαθος). Corrieron los siglos y el famoso emperador Diocleciano (244 – 311), que había nacido en la cercana Dioclea –actual Duklja–, decidió retirarse a sus tierras natales cuando cesó su actividad política. Para su retiro erigió un palacio fortificado en la ciudad de Split, el cual fue generando un incremento de población gracias a la necesidad de mano de obra. Antes de ser desocupado en el siglo VII a consecuencia de las invasiones eslavas, el complejo ofercía cobijo a unas 9.000 personas. Después de la Edad Media Split caería bajo control veneciano, luego austríaco, francés, y de nuevo austríaco, hasta que en 1918 Yugoslavia proclama su independencia. Del dominio veneciano procede la forma italianizada de Split, Spalato, bastante extendida.

La catedral de San Domnio conserva la planta octogonal del mausoleo de Diocleciano. Foto de barrio dude - Flickr

La catedral de San Domnio conserva la planta octogonal del mausoleo de Diocleciano. Foto de barrio dude - Flickr

Busto de Diocleciano

Busto laureado de Diocleciano. El emperador instauró la tetrarquía y acometió reformas fiscales. Wikipedia.

 

Rodea al palacio de Diocleciano una imponente muralla que presenta sólidas torres y puertas en todos sus lados, a excepción del que da al mar. Cada puerta tiene nombre propio: Porta Aurea, Porta Argenta, Porta Ferrea y Porta Aenea. Concebido el lugar como centro de retiro hasta su muerte, Diocleciano construyó también su propio mausoleo, donde fue sepultado en el año 311. Aquel sepulcro pagano es hoy la catedral de Split, dedicada a San Domnio, que, ironías de la Historia, fue asesinado por las tropas del emperador en su pertinaz persecución y exterminio de la comunidad paleocristiana. A pesar de la ironía, resulta especialmente llamativo cómo se combinan en San Domnio los ingredientes de los cultos cristiano y pagano, que manifiestan una complementariedad y una armonía notorias. Dentro del palacio-fortaleza también se encuentran la plaza del peristilo y las dos calles principales que articulaban cualquier ciudad romana –cardo y decumanus–. Esta plaza aún guarda una de las esfinges que hizo traer Diocleciano de Egipto para decorar su palacio. Hay que añadir a la lista de visitas obligadas el templo de Júpiter, hoy iglesia de San Juan.

Junto con el núcleo histórico de Split, el palacio de Diocleciano forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1979. En este núcleo histórico podemos encontrar el palacio Agubio y el palacio Papalic, del siglo XV, que se considera el mejor exponente del gótico de Split. En la plaza de Narodni aún se conserva una logia y diversos edificios de estilo gótico. De siglos posteriores merece destacarse el interesante Palacio Cindro, de estilo barroco (siglo XVII), ubicado junto a la Porta Ferrea. Por otra parte, los museos de la ciudad exhiben relevantes objetos históricos, como el museo Arqueológico, el museo de la Ciudad de Split o el museo de los Monumentos Arqueológicos Croatas. Por cierto, es tradicional que la gente que visite Split toque el dedo gordo del pie de la estatua de Grgur Ninski mientras pide un deseo: teóricamente, este se cumplirá. Por otro lado, el plato típico de la gastronomía de Split es el Soparnik, una masa cocida al fuego, rellena de verduras y coronada de cebolla y aceite de oliva.

Peristilo del palacio de Diocleciano

Peristilo del palacio de Diocleciano. Clique en la foto para ampliarla. Foto de Ai@ce - Flickr

Cimientos del palacio de Diocleciano

Cimientos del palacio de Diocleciano. Hay que pagar para entrar. Foto de Wikipedia

Mientras que el palacio de Diocleciano constituyó el germen de la que hoy es la segunda mayor población de Croacia, las zonas de la ciudad que se desarrollaron más tarde también esconden diversos lugares de interés. Por ejemplo, la colina de Marjan ofrece unas espectaculares vistas de la ciudad y dos iglesias: la iglesia de San Jerónimo y la iglesia de San Nicolás. Por otro lado, el barrio de Varos es también una de las visitas más recomendadas, pues impresionan al viajero sus tradicionales casitas de pescadores. Además de estas opciones, también se puede visitar algunas de las islas más bellas del Adriático, a las cuales se accede a través de barcos regulares que parten desde Split; destacan Hvar, Brač, Korčula, Šolta, Vis o Lastovo, especialmente las dos primeras.

Plaza de la Logia gótica en la plaza de. Foto de Penningtron - Flickr

Plaza de la Logia gótica en la plaza de Narodni. Foto de Penningtron - Flickr

Cada rincón de Split reserva agradables sorpresas. Foto de David Locke - Flickr

Cada rincón de Split reserva agradables sorpresas. Foto de David Locke - Flickr

Cerca de la ciudad se pueden realizar distintas actividades. Por un lado, es recomendable visitar la antigua capital de la provincia romana de Dalmacia, Salona; se conserva un anfiteatro, un teatro, una basílica y otros edificios en relativamente buen estado de salud. Salona está a diez minutos en autobús desde Split. Por otro lado, la zona es especialmente interesante en cuanto a las playas, entre las que cabe destacar Bacvice y las que rodean la colina de Marja.

Vista general de Split desde la colina de Marja. Foto tomada de Wikipedia.

Vista general de Split desde la colina de Marjan. Foto tomada de Wikimedia Commons.

Llegar a Split no es difícil. Su aeropuerto es el segundo con más tráfico de Croacia, después del de Zagreb, la capital. En apenas 10 años, el número de pasajeros que recibió el aeródromo se duplicó hasta alcanzar en 2010 la cifra de 1.219.741, según consta en las estadísticas del mismo. Este dato sugiere que Split es cada día menos desconocido, pero también que todavía nos encontramos en un momento idóneo para disfrutar del verdadero sabor de la ciudad, antes de que dramáticamente termine de masificarse. Los billetes de avión no son especialmente caros, salvo en la temporada alta de agosto –rondan los 500 euros y más para la primera quincena, pero en la primera de septiembre se reducen 200 euros. Una vez en Croacia, los gastos se atenúan gracias al cambio favorable del euro contra el kuna: en estos momentos un kuna equivale a 0,13 euros o, lo que es lo mismo, un euro equivale a 7,3 kunas –se puede consultar el tipo de cambio entre ambas divisas en esta página. El lector puede encontrar más información sobre Split en la página de información de la ciudad.

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