Los cinco lugares sagrados naturales más increíbles del mundo

11 de mayo de 2012 por Paco Almádena · Sin comentarios · África, América, Asia, Australia, Europa, Grecia, Historia, Japón, Malí, Oceanía, Patrimonio de la Humanidad, Perú, Religión, Turismo, Viajes

¿Quién no ha sentido alguna vez, ante un paraje natural insólito y desbordante, la sensación de presenciar lo sobrenatural en su más puro estado? ¿Quién no ha tenido deseos de volver al mágico lugar que le despierta ese adictivo sentimiento? 2.0 Viajes quiere recoger hoy los cinco lugares sagrados naturales más increíbles del mundo por los que viajero notará en seguida una atracción comparable a la de un imán del tamaño de Júpiter.

Los cinco lugares sagrados —uno por continente— que se recogen a continuación acaparan cientos de miles de  visitas al año. Pese a la intensa afluencia de personas, resulta  irreprimible sentir ante ellos que fuerzas inmateriales nos envuelven como una anaconda y nos estrujan a cada inspiración mientras dejamos de sentir las extremidades en una suerte de proceso de abducción indescriptible y escueta. Un instante de meditación para el presente y una eternidad de éxtasis en la memoria. Y adictiva:

Los farallones de Bandiagara, en Malí, África:

Timm Guenther. Wikimedia Commons. Clic para ampliar.

Ubicados en la región conocida como país Dogón, los farallones de Bandiagara se extienden a lo largo de 200 kilómetros. Son producto de una antigua fractura geológica que separa en Malí las planicies del gran río Níger y la sabana subsahariana. Indizados en la lista del Patrimonio de la Humanidad de Malí en 1989, los farallones de Bandigara eran empleados por el pueblo dogón como lugar de residencia: sus casas de adobe y heces de vaca, aún muchas de ellas en buen estado, colgaban de la pared vertical con el fin de eludir la amenaza de grupos de jinetes dedicados a la esclavización, así como otros peligros causados por sus belicosos vecinos —el color de las viviendas se camufla a la perfección en este entorno. Parece que los dogón se instalaron en estos farallones hacia el siglo XV, con la expansión del Imperio de Malí. Ya citamos los farallones de Bandiagara recientemente como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en este país, adonde el Ministerio de Asuntos Exteriores español acaba de recomendar no viajar.

Los montes de Machu Picchu y Huayna Picchu, en Perú, América:

Foto de Martin St-Amant, Wikimedia Commons. Clic para ampliar.

En 1983, la Unesco aprobaba la inclusión del santuario histórico de Macchu Picchu en la lista del Patrimonio de la Humanidad de Perú, reconocimiento que le llegaba en atención a su valor histórico, cultural y ecológico. Pero, ¿en qué consiste este santuario tan conocido por todos? Básicamente nos referimos a la antigua ciudad inca de Machu Picchu, un antiguo complejo religioso y áulico del Inca que pudo servirle como residencia para periodos de descanso, y que se encuentra a unos 2.400 metros de altura sobre el nivel del mar. La superficie de la ciudad tiene 530 metros de largo por 200 de ancho y consta de 172 recintos con funciones muy específicas. Al igual que sucede a los viajeros de todo el mundo en la actualidad, el emplazamiento de Machu Picchu pareció impresionar vivamente a Pachacútec, primer emperador inca y ordenante de su construcción, por la espectacularidad del lugar en el contexto de la geografía sagrada cusqueña. Frente a la cima de Machu Picchu se encuentra otro monte sagrado que también contiene  ruinas incaicas: el monte Huayna Picchu, que suele ser el escenario de fondo de las fotografías de la gran ciudad inca. Fue suficiente motivo para mandar construir, en torno a 1450, una urbe de edificaciones de gran lujo, tanto civiles como religiosas. Desde su redescubrimiento en 1902 por Agustín Lizárraga, Machu Picchu se ha convertido en una de las áreas más visitadas del mundo, hasta el punto de haber sido declarada como nueva maravilla del mundo en el año 2007.

El monte Koya, en Japón, Asia:

Foto de Reggaeman, Wikimedia Commons. Clic para ampliar.

El valle de Koya, o Kōyasan, está encastillado entre los ocho picos montañosos que se conocen genéricamente con el nombre de monte Koya. Este mágico valle japonés se convirtió en el siglo IX en el centro espiritual y religioso de una rama del budismo japonés que se conoce con el nombre de «shingon». La palabra «Kōyasan», que da nombre en japonés a este mágico enclave —mágico porque se creía totalmente tapizado de flores de loto en la antigüedad— parece proceder directamente de la voz «Kongobuji», nombre del templo más importante de este complejo religioso construido por el poderoso daimyō Toyotomi Hideyoshi y que viene a significar algo así como «templo de la Montaña del Diamante». El monte Koya y los 120 templos que lo jaspean de coloridas y virtuosas formas, está incluido desde 2004 en la denominación del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco de Japón «Sitios sagrados y rutas de peregrinación de los montes Kii».

La gran roca de Uluru, en Australia, Oceanía:

Foto de John Proctor, Wikimedia Commons. Clic para ampliar.

Nueve kilómetros de contorno y 348 metros de altura circunscriben uno de los mayores monolitos del mundo: la gran roca de Uluru, también conocido como Ayers Rock. Esta inmensa roca de arenisca, plantada en medio ningún sitio de la inmensa Australia, cambia de tonalidad en función de la intensidad e inclinación de los rayos del sol y es un lugar sagrado para los aborígenes australianos. La tribu de los Aṉangu, que pobló durante siglos estas tierras, piensa que se trata de un paraje en el que habitan los demiurgos primigenios que moldearon el paisaje del mundo tal y como lo conocemos hoy en día; así lo cuentan en sus cosmogonías, aunque con más circunloquios y poética que 2.0 Viajes. Gracias al hallazgo de petroglifos grabados en las laderas este y oeste de la gran roca se ha podido datar la presencia de humanos en las regiones circundantes al Uluru desde al menos el 8.000 a.C.. Uluru es, junto con Kata Tjuṯa, una de las mayores atracciones del Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta y Patrimonio de la Humanidad de Australia desde 1987.

El monte Olimpo, en Grecia, Europa:

Foto de stg_gr1, Wikimedia Commons. Clic para ampliar.

Antigua morada de los dioses que componían el panteón griego, aunque no la única, el monte Olimpo es uno de esos lugares del que todo el mundo ha oído hablar alguna vez. Explican los mitos griegos que esta cumbre de Tesalia era el hogar de divinidades como Zeus, Hera o Ares, y que tenía algunas casas de cristal en las que vivían. Quizá alimentase la imaginación y la superstición de los griegos el hecho de que su pico más alto tiene la nada despreciable altura de 2.917 metros sobre el nivel del mar y que se trata de una montaña especialmente escarpada y con difícil acceso a la cima. Al tratarse de la mayor altura de Grecia es fácil suponer que los antiguos griegos la consideraran como parte de la esfera celeste, un punto de intersección con lo mundano. En la actualidad, el monte Olimpo forma parte del patrimonio natural de la Unión Europea y se le considera reserva de la biosfera.

En fin, cinco lugares increíbles que despiertan la misma atención entre las masas que las estrellas del rock, del cine o del fútbol… aunque sagradas, y sobre todo, muchísimo más naturales.

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