La Ciudad Autónoma de Melilla, tan desconocida como valiosa

8 de mayo de 2012 por Paco Almádena · Sin comentarios · África, España, Historia, Melilla, Playa, Turismo, Viajes

Bandera de la Ciudad de Melilla.

Frente a las costas de Granada y Almería, en la ribera mediterránea del norte de África, va levantándose tras la rueda del horizonte marino la Ciudad Autónoma de Melilla. Similar a Ceuta en su concepción urbana y social, Melilla exhibe a los cuatro vientos el éxito de su multiculturalidad, materializado en la presencia de moros (41%), cristianos (56%), hindúes y hebreos (2%). La expresión de esta convivencia en los modos de vida melillenses resulta patente en todas y cada una de las aristas culturales de la ciudad, como la gastronomía, las tradiciones, las costumbres y hasta los festivos —por ejemplo la Fiesta del Sacrificio o Fiesta del Cordero (Aid El Kebir), cuando los musulmanes recuerdan la prueba de obediencia a Dios de Abraham para sacrificar a su hijo Ismael, es festivo en Melilla. También la arquitectura y el patrimonio histórico-artístico de Melilla traslucen la multiculturalidad de los engranajes que mueven esta hermosa ciudad mediterránea fundada por mercaderes fenicios en el VII a.C. Por supuesto, los distintos ambientes que concurren en la ciudad evidencian la realidad social de Melilla, enhebrando extremos, como el zoco islámico con las turistas noreuropeas que hacen topless, acomodadas apaciblemente al calor de las finas playas melillenses. Contrastes diluidos en el elixir abierto de una ciudad que, sin embargo, no debe engañarnos sobre la difícil historia de Melilla, mellada varias veces por las bruscas dentelladas de los desflecados reinos islámicos del Magreb nacidos sucesivamente y dinásticamente independientes entre sí.

Melilla la Vieja, barrio Medina Sidonia. Foto de TonioMora (flickr), W. Commons.

Fachada del ayuntamiento de Melilla. Foto de TonioMora (Flickr), Wikimedia Commons.

Un poco de historia…

En el año 42, los romanos incorporaron la población de Rusadir —antiguo topónimo de Melilla— a la provincia de Mauritania Tinginata que desarrollaría un discreto destino —vándalos y bizantinos mediante— hasta que el califa de Córdoba, Abderramán III, retoma y repuebla el enclave anexionándolo al califato en el año 927. Cinco siglos más tarde, portugueses y castellanos prosiguen el impulso de la Reconquista en plazas del norte de África que habían estado adscritas a los califatos y taifas peninsulares; en 1497 Pedro de Estopiñán dirige una expedición costeada por el duque de Medina Sidona y toma la plaza de Melilla.

En diciembre de 1774, Mohammed III Alaouí, sultán del joven reino de Marruecos, pone sitio a la ciudad con el apoyo británico a lo largo de 100 días en los que 12.000 proyectiles de artillería martillean las defensas. Cuando la noticia de que la Armada Española ha capturado el convoy británico que se dirigía a Melilla para reforzar el asedio marroquí, el sultán comprende que sus probabilidades de victoria son inexistentes. Levanta el cerco el 19 de marzo, fecha que se conmemora anualmente con la advocación de Nuestra Señora de las Victorias.

Pedro de Estopiñán sometió la difícil posición defensiva de Melilla y amplió el horizonte de la Reconquista al continente africano. Foto de Miguel González Novo, W. Commons.

El territorio autónomo amplía por última vez su territorio con el Tratado de Wad-Ras (1860) vuelve a sufrir situaciones de tensión con las cabilas rifeñas en las diferentes guerras de Marruecos que tuvieron a finales del siglo XIX y primer cuarto del XX.

Melilla la Vieja, Conjunto Histórico–Artístico

El urbanismo de Melilla retoña de sus avatares históricos. Los fenicios, los romanos, los vándalos, los bizantinos y los árabes dejaron huellas de su transitoria presencia, aunque el inmenso patrimonio que se arremolina en Melilla la Vieja es fundamentalmente de factura hispánica y ostenta el preciado título de Conjunto Histórico–Artístico. Sin embargo, en España no suele tenerse una consciencia clara de la belleza y el valor de esta ciudad española africana —con Ceuta ocurre más o menos lo mismo. Melilla la Vieja se compone cuatro recintos amurallados, tres de ellos dentro del mar y el cuarto en tierra firme. Una buena parte del patrimonio histórico–artístico de Melilla es de carácter militar, aunque su valor resulta incalculable:

  • El primero de los recintos fue construido en el momento de la toma de la ciudad por Pedro de Estopiñán, en la transición de la Edad Media al Renacimiento; quedan edificios de elevado interés como la Puerta y Capilla de Santiago, el Hospital del Rey (siglo XVIII) y la iglesia de la Concepción. Su área abarca el islote que antiguamente estaba separado del continente por una lengua de mar y que posteriormente se suprimió para atender a las demandas de una población creciente.
  • El segundo de los recintos, que también se conoce con el nombre de Plaza de Armas, conserva los baluartes de San José y San Pedro y las ruinas de la ermita de la Victoria.
  • El tercer recinto, alzado sobre las murallas de la antigua medina, acoge las torres de Alafia y de Cinco Palabras —de estilo medieval, la única—, el túnel de San Fernando, que da al foso excavado en el siglo XVIII y el cuartel de San Fernando.
  • Por último, el cuarto recinto, íntegramente edificado durante el siglo XVIII, encierra el fuerte del Rosario y el fuerte de las Victorias, que junto con la Plaza de las Culturas, conforman el casco dieciochesco de Melilla. Otros lugares de interés dentro de Melilla la Vieja son el yacimiento púnico-romano, los museos Municipal y del Ejército y la iglesia de la Purísima Concepción (siglo XVII y XVIII).

Faro de Melilla la Vieja. Foto de Monarchy, Wikimedia Commons.

«Collage» de clasicismo, modernismo y «Art Déco»

La ciudad del siglo XIX es la depositaria del mayor esplendor y pujanza económica de la ciudad. Será a partir de la segunda mitad cuando se emprenderá la construcción de los fuertes exteriores, como el fuerte de Rostrogordo, el de Cabrerizas Altas, el de Camellos o el fuerte de San Francisco; así como las cuevas del Conventico, donde se depositaron las imágenes de la iglesia de la Purísima Concepción para protegerlas durante el asedio de 1774–75.

También se trata de una de las ciudades con mayor arquitectura modernista en España, con unos 500 edificios —en España sólo Barcelona tiene más—, y conforma una zona modernista protegida también como Bien de Interés Cultural con un buen número de obras de arquitectos de primer nivel, como Enrique Nieto y Nieto, Emilio Alzugaray Goicoechea y Tomás Moreno Lázaro. Edificios modernistas como el edificio de la Reconquista, y las casas Tortosa y de Melul. En los años 30 del siglo XX, otros arquitectos como Francisco Hernanz Martínez o Lorenzo Ros Costa materializan importantes ejemplos del Art Déco (tanto «zigzagueante» como «aerodinámico»). La corriente historicista y la arquitectura esgrafiada también encontraron en Melilla un caldo de cultivo generoso. Otros edificios de interés turístico es la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la sinagoga de Yamín Benarroch y el edificio del Palacio de la Asamblea.

El modernismo aparece por todos lados. Foto de Melillense, Wikimedia Commons.

Calle moderna de Melilla. Foto de Miguel González Novo, W. Commons.

Cabo de Tres Forcas. Foto de Flan, Wikimedia Commons.

Playa melillense: fina arena. Foto de M.ni, Wikimedia Commons.

Al igual que Ceuta, la Ciudad Autónoma de Melilla ha intentado en diversas ocasiones postular su conjunto de bienes materiales, inmateriales y naturales como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Hasta el momento, sin éxito. Entre los bienes materiales, las autoridades melillenses incluyen el abundante patrimonio de Melilla la Vieja, los fuertes exteriores del siglo XIX, y el urbanismo y la arquitectura modernistas. Como bienes inmateriales, Melilla alude al modelo social de convivencia pacífica intercultural, y como bienes naturales, hace alusión al excelentemente protegido entorno de las Islas Chafarinas.

Y es que las azules aguas de Melilla, sus dos kilómetros de playas de fina arena, los preciosos fondos marinos que van de Melilla al cabo de Tres Forcas demuestran los recursos naturales de una ciudad tan inimaginable por los españoles como las facciones de un bello rostro cubierto por un velo negro. El lector podrá encontrar más información sobre Melilla en http://www.melillaturismo.com/.

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