Si Noruega debe a algo su fama universal es fundamentalmente a dos cosas: a sus vikingos, que aterrorizaron a toda Europa durante la Edad Media, y a sus impresionantes fiordos. Los vikingos quedan lejos de la jurisdicción de esta bitácora, de forma que nuestra intención es hablar hoy de los dos fiordos noruegos más famosos y mejor considerados del mundo. Pertenecen al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 2005 bajo la denominación «Fiordos Noruegos Occidentales – Geirangerfjord y Nærøyfjord» y se ubican en la región conocida como «la Noruega de los fiordos». Las razones para incluir ambos lugares en la lista de la Unesco consisten en «su excepcional belleza natural» y la particular configuración geológica «de unos muros de piedra que se elevan 1.400 metros sobre el nivel del mar de Noruega y alcanzan los 500 metros bajo el nivel del mar». Se trata, además, «de dos de los fiordos más largos y profundos del mundo».
Localización de Geirangerfjord (tomada de Google maps).
Localización de Nærøyfjord (tomada de Google maps).
Estos dos fiordos se localizan en la provincia noruega de Møre og Romsdal, en el condado de Sogn og Fjordane, a unos 500 km de la preciosa ciudad de Bergen, la segunda ciudad más importante de Noruega. Aunque se puede visitar por carretera y luego tomar uno de los transbordadores que recorren los fiordos, la opción más común es visitar la región en crucero, ya que se puede apreciar y disfrutar las ingentes dimensiones de este curioso accidente geológico, así como la tan accidentada como preciosa «Noruega de los fiordos». Una vez llegados al lugar, otra opción bastante común es recorrer una parte del fiordo en canoa, aunque hay que tener precaución con la temperatura del agua –en verano no suele superar los 15º, lo que puede inmovilizar a un ser humano en unos 5 minutos con fatales consecuencias.
El fiordo de Geirangerfjord tiene una longitud de 15 km –dos menos que Nærøyfjord– y engloba distintos puntos de interés a lo largo de su recorrido, entre ellos las caudalosas cataratas de agua de Brudesløret y de De syv søstrene (las Siete Hermanas, en noruego) o los cautivadores miradores de Dalsnibba y Flydalsjuvet, a un km y medio de altura sobre el nivel del mar. Por otro lado, visitas muy recomendables son la granja de montaña de Herdalssetra y la famosa escalera de los trols (Trollstigen), que transporta al viajero a oscuros tiempos pasados empapados de una misteriosa bruma mitológica. Los que escojan visitar la región de este fiordo en coche deberán transitar la Carretera del Águila (Ørnevegen), un tramo casi vertical que comienza en la localidad de Geiranger, puerto a la entrada del fiordo al que arriban muchos de los cruceros que recorren «la Noruega de los fiordos». Quien alcance este fiordo por una vía diferente al crucero dispone de la posibilidad de navegar el Geirangerfjord tomando uno de los transbordadores que también zarpan de la localidad de Geiranger.
El Geirangerfjord. Foto de FataMorgana, Wikimedia Commons.
Tramo del Geirangerfjord. Foto de Bernard bill5, Wikimedia Commons.
La cascada de las Siete Hermanas. Foto de Clemensfranz, Wikimedia Commons.
El mirador de Dalsnibba. Foto de Yair Haklai, Wikimedia Commons.
Respecto del fiordo de Nærøyfjord, las opciones turísticas son similares, pero permite interiorizar una idea más completa del concepto de fiordo noruego así como comprender por qué ambos fiordos pertenecen a la selecta colección del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Geográficamente, Nærøyfjord es uno de los brazos del Sognefjord –el otro brazo es el Aurlandsfjord– y escenario de numerosas excusiones que se hacen en barcos pequeños para contemplar sin estrés la naturaleza noruega en sus más variadas formas de flora y fauna. Uno de los puntos turísticos que diferencian el fiordo de Nærøyfjord del fiordo de Geirangerfjord es un conjunto de 27 edificaciones del siglo XVII –con sus curiosos tejados repletos de plantas que evitan corrimientos de nieve– que se encuentran en el museo conocido como Otternes Bygdetun. Desde este idílico lugar se pueden apreciar las más excelentes vistas del Aurlandsfjord.
Vista del Nærøyfjorden desde la localidad vikinga de Gudvangen. Foto de Leif, Wikimedia Commons.
Una de las casas de Otternes Bygdetun. Foto de Frode Inge Helland, Wikimedia Commons.
Por otro lado, se recomienda visitar la comunidad vikinga de Gudvangen, en la que se encuentran talleres restaurados de la época medieval y personas que practican el modus vivendi de estos famosos bárbaros nórdicos. Existen otros puntos de interés de visita recomendada; resulta especialmente interesante visitar las Cuevas Blancas Mágicas de Gudvangen, que retrotraen al viajero a una época mística en la que parecen convivir los seres mitológicos escandinavos y la comunidad vikinga que habita Gudvangen. Por lo que respecta a los paisajes, el mejor punto de observación es el mirador de Stegastein, a unos seis km (más o menos una hora de marcha) de la encantadora localidad de Aurland.
Los fiordos noruegos reciben al año del orden de 700.000 turistas procedentes principalmente de viajes de cruceros; sin embargo, es importante pensar en otras formas de turismo que permitan disfrutar más a solas la impresionante naturaleza noruega. El lector podrá encontrar más información sobre «la Noruega de los fiordos» en esta página.
La palabra «estupa», que procede del sánscrito, hace alusión a una construcción de carácter religioso cuya función es albergar reliquias de especial trascendencia para un determinado culto religioso. Los estupas –el término posee género masculino– tienen su origen en las culturas indias relacionadas con el budismo y el jainismo, aunque se pueden encontrar edificios similares en otros ámbitos culturales, como por ejemplo la Kaaba, que custodia la famosa roca de la Meca. El concepto de «estupa», al igual que la Kaaba, agrega además la circunstancia del peregrinaje, pues se consideran lugares señalados y relevantes que todo practicante debe visitar por precepto religioso. Por supuesto, el diseño y la configuración de los estupas encierran un simbolismo bien sistematizado. Resume la Wikipedia:
Un estupa se compone esencialmente de cinco componentes:
Una base cuadrada
Una bóveda hemisférica
Una punta cónica
Una luna creciente y
Un disco circular
Cada uno de estos componentes se identifica con uno de los cinco elementos cósmicos:
Tierra
Agua
Fuego
Aire y
Éter (o espacio)
Algunos estupas se encuentran en lugares de Occidente cuya presencia es a menudo insospechada. El ejemplo emblemático en España es el estupa de la Iluminación, en Benalmádena (Málaga), curiosamente el más grande de Occidente:
Estupa de Benalmadena. Foto de snowsomething – Flickr.
Fachada del estupa de Benalmádena. Foto de Wikipedia.
No obstante, los estupas más importantes e impresionantes se encuentran en los países donde el budismo está más extendido y asentado. Pero, ¿cuáles son?*
Si a alguien le interesa la idiosincrasia y costumbres de Indonesia, país del que hemos seleccionado el estupa de Borobudur, puede visitar la página de mi estimado amigo Gildo, Jakarta y más.
* Las fotos en las que no se indica la procedencia han sido descargadas de Wikipedia.
En el estado indio de Rajastán, al noroeste de la India, se encuentra una de las más hermosas ciudades del subcontinente asiático: Udaipur. Se encuentra rodeada de lagos, como el Fateh Sagar, el Swarup Sagar, el Rang Sagar, el Udai Sagar y el más grande de todos ellos, el lago Pichola, que se ubica dentro de la ciudad. Todos estos lagos la han hecho merecedora, a ojos de Occidente, del sobrenombre de «Venecia de la India», aunque su alias más común es el de la «Ciudad de los Lagos».
Udaipur se encuentra en el estado de Rajastán.
Panorama de la ciudad desde el lago Pichola. Clic para agrandar. Foto de Wikipedia.
Aunque se fundó durante el siglo XVI en el contexto del reino de Mewar –era su capital–, la ciudad conserva un numerosísimo patrimonio histórico y cultural que se mezcla la belleza natural del paisaje, sembrado de lagos. El complejo arquitectónico más representativo de la ciudad es el Palacio de Udaipur, junto al lago Pichola, que comenzó a construirse en 1559. Algunas partes de él se han convertido varias dependencias en instalaciones hoteleras. Frente a este palacio, en la isla de Jag Niwas, se encuentra el palacio del Lago –antigua residencia de verano–, que ha sido transformado en un hotel de lujo. Además de esta isla del lago Pichola, existe otra conocida como Jag Mandir, en la que se ubica otro de los palacios de la antigua familia real de Mewar, el cual está guardado por ocho majestuosas esculturas de elefantes. Otro de los palacios más importantes de Udaipur es el Palacio del Monzón –Sajjan Garh–, otra de las residencias de verano de la familia real que se ubica en la cima de una de las colinas que se reparten por la ciudad.
Palacio de Udaipur. Foto de Wikipedia.
Detalle del Palacio. Foto de Wikipedia.
Palacio del Lago. Foto de Wikipedia.
El palacio de Jag Mandir. Foto de Wikipedia.
Balcones del Palacio del Monzón. Foto de Wikipedia.
Respecto de la arquitectura religiosa de la ciudad el punto más destacable es el templo Jagdish, que antiguamente era conocido con un apelativo más impronunciable: Jagannath Rai. Puesto que el templo se encuentra en las calles más céntricas de Udaipur, visitarlo conlleva conocer en profundidad la historia y la esencia urbanística y cultural de las ciudades indias. Otros de los templos más interesantes de esta ciudad india son el de Bohara Ganesh Ji, el de Neemach Mata y el de Karni Mata. Además de los templos, otro de los lugares ineludibles de Udaipur es el balneario (ghat) y los baños, que constituyen dos símbolos muy sólidos de la idiosincrasia hindú, sobre todo por la imagen que el occidental se ha grabado en la cabeza por los numerosos documentales que versan del río Ganges, la ciudad de Benarés y el gran delta de este río.
Templo de Udaipur. Foto de Wikipedia.
Baños de Udaipur. Foto de Wikipedia.
Hasta ahora hemos abordado temas arquitectónicos y culturales de Udaipur, pero respecto del ingrediente de naturaleza la ciudad también encierra cosas interesantes. Para empezar los jardines; el más grande de todos es el Gulab Bagh, muy cerca del ya conocido lago Pichola: en él hay muchos tipos de rosas que le dan nombre, pero lo más interesante del interior es un pequeño zoo con animales como el tigre o el oso –también hay un museo en el que se conservan diversas alhajas y pertenencias de la antigua familia real y antigüedades variadas. No obstante, el jardín más visitado es el de Saheliyon-ki-Bari, en el cual antiguamente vivían las damas de honor de la reina y donde se puede disfrutar del frescor y agradable entorno que generan sus numerosas fuentes –algunas con plantas de loto, otras con forma de elefante y diversa decoración que incluso lejanamente recuerdan el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada. Cambiando de tercio, para apreciar la herencia cultural de la ciudad y de la India merece la pena visitar el museo de Bharatiya Lok Kala Mandal, en el cual se exhiben piezas de arte popular indio.
Udaipur se encuentra en un lugar central de la India desde el cual se pueden visitar numerosos lugares de elevado interés turístico y cultural (se pueden consultar aquí algunos), aunque quizá el que más merezca la pena por distancia y belleza sea Ahar –a apenas 2 km de Udaipur–, donde se encuentra un conjunto impresionante de 250 cenotafios. El lector puede obtener más información sobre Udaipur, sus lugares de interés y otros datos en la página oficial de Udaipur.
Muchos rincones de la Tierra resultan realmente curiosos y sorprendentes para los seres humanos, por su rareza, su belleza o sus caprichosas configuraciones. Son, al fin y al cabo, curiosidades que alegran la vista y que a veces nos permiten tener la sensación de habitar en un planeta con pedazos de paraíso. Así es el Parque Nacional de Tortugas Secas, en inglés «Dry Tortugas National Park», que pertenece al estado de Florida. El nombre de «Tortugas» se lo puso el explorador español Juan Ponce de León, que descubrió la península de Florida en 1513 y se topó con ellas en su viaje. Las llamó islas Tortugas Secas: tortugas porque en ellas vivía una gran cantidad de estos animales y secas porque no existían fuentes de agua dulce. Además, vistas a ras de mar, simulan ser caparazones de tortuga dispersos en el océano.
El Parque Nacional Tortugas Secas consiste en un conjunto de pequeñas islas que se han hecho famosas por las grandes posibilidades que ofrecen al submarinismo, el snorkeling y demás actividades acuáticas relacionadas con la observación de los fondos marinos, los arrecifes y la fauna y la flora que pueblan estos hábitats vírgenes. Como lugar curioso, el parque tiene un espléndido fuerte inacabado que EE.UU. ordenó erigir durante el siglo XIX para atajar la piratería, en contra los consejos de los militares que estudiaron el terreno a fin de evaluar las posibilidades estratégicas del pequeño archipiélago. El Fuerte Jefferson, así se llama en honor al presidente Thomas Jefferson, se fue construyendo a lo largo el siglo XIX, pero jamás se terminaron las obras por la inutilidad estratégica de su posición, el elevado coste que suponía trasladar allí los materiales y por la ausencia recursos naturales en la zona. No obstante, este fuerte es uno de los principales atractivos del parque, además de la naturaleza acuática y la observación de aves –¡Existen unas 300 especies distintas de aves! Existe un ferry que parte que Key West y que conduce al fuerte una vez al día. Además, el Dry Tortugas National Park recibe una afluencia de visitantes anual de 80.000 personas.
http://www.youtube.com/watch?v=PpoLVKr8uKM
Continuando con las curiosidades… El nombre oficial en inglés del parque conserva la voz española «tortugas», cosa que extraña porque debería haberse traducido totalmente como Dry Turtles National Park. Esto parece deberse al descubrimiento del sitio por parte de los españoles y a la prolongada existencia de la colonia española de Florida durante tres largos siglos. Ironías de la Historia, la actual bandera de este territorio estadounidense es esencialmente la misma que el pabellón español de los territorios americanos: fondo blanco con la cruz roja de San Andrés –también presenta el mismo esquema la bandera del estado de Alabama. La diferencia es el escudo central:
Bandera de Florida, ex colonia española. Tomada de Wikipedia.
Bandera de los territorios españoles de ultramar. Tomada de Wikipedia.
La serie de posts titulada «la naturaleza de Sudáfrica» (ver al final de la entrada) encuentra en el Parque Nacional de Table Mountain su cuarta entrada, en la que se pretende abordar las particularidades de un parque nacional costero. Su superficie, que está rodeada por Ciudad del Cabo, abarca 221 km². Desde su creación en 1998, el Parque Nacional de Table Mountain se ha convertido en el más popular y visitado de Sudáfrica, al recibir una afluencia anual de público que supera los 4 millones de visitantes. El beneficio económico que proporciona el parque a Sudáfrica se cifra en 374,6 millones de rands –dato de 2009.
Table Mountain desde Lion's Head. Foto de Wikimedia Commons.
En este entorno natural se ubica el celebérrimo cabo de Buena Esperanza, que así bautizaron los portugueses –en concreto el rey Juan II– al advertir que doblándolo se podía seguir bordeando África en la entonces hipotética ruta hacia la India. Dejó así de llamarse el cabo de las Tormentas para conmemorar el exitoso primer viaje de Vasco de Gama hasta las Indias Orientales que abría por fin una ruta de comercio directo con el subcontinente. Además del cabo de Buena Esperanza, el parque alberga otro accidente geográfico notable que da nombre al mismo: la montaña Mesa o Table Mountain, una enorme meseta delimitada por paredes casi verticales que descienden hasta el mar. Las vistas, desde luego, son maravillosas, tanto hacia Ciudad del Cabo como hacia el océano. Se puede acceder a la cima a través de funicular, o bien siguiendo las rutas que conducen a ella. El billete de ida y vuelta del funicular –cableway– cuesta unos 17 euros por adulto, aunque cada año se suele subir la tarifa en torno a 5 rands –medio euro, al cambio.
Aunque los citados accidentes geográficos son, grosso modo, los principales atractivos turísticos del parque, existen algunos puntos concretos cuya visita está recomendada. Dos de los lugares más populares de la meseta de Table Mountain son Signal Hill y Lion’s Head –Cabeza de León–; desde la segunda se obtienen unas panorámicas de 360º que se han hecho famosas entre los habitantes de Ciudad del Cabo y los visitantes. Más o menos al centro de Table Mountain se encuentra Silvermine, donde se puede seguir una serie de senderos de distintos niveles de dificultad que atraviesan los paisajes típicos de fynbos.
Las playas constituyen otro de los numerosos atractivos que ofrece este parque. Una de las playas más interesantes desde el punto de vista paisajístico es Llandudno, en la vertiente atlántica del cabo de Buena Esperanza. Para aquellos que prefieren tumbarse en la playa y dejarse acariciar por el sol, las playas adecuadas son Scarborough, Noordhoek o Kommetjie. Si se prefiere practicar senderismo entre los bosques y la verde naturaleza del parque, los lugares más comunes y recomendados son Newlands Forest, Echo Valley u Ouderkraal. La fauna tiene sus exponentes raros en el parque, como por ejemplo la colonia de pingüinos africanos de Boulders Beach que se encuentra cerca de la población de Simons Town.
Las rutas históricas y culturales se han convertido en un mercado en alza para el sector turístico. Muchas veces atraviesan los lugares con menos demanda hotelera de forma que los precios son contenidos y asequibles y, al mismo tiempo, permiten reanimar económicamente dichas zonas. Una de las últimas grandes rutas históricas que ha aparecido en España es la Ruta Cultural de Jaime I, El Conquistador, que ha puesto en marcha la Consejería de Turismo, Infraestructuras y Medio Ambiente de la Generalidad Valenciana. La creación de esta ruta cultural responde al programa conocido como Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana, del que se pueden encontrar más detalles en este documento.
La ruta conmemora y recorre los itinerarios que siguió el rey aragonés en la reconquista de las tierras valencianas durante el segundo cuarto del siglo XIII. A través de ella quedarán conectadas 112 poblaciones comprendidas entre Teruel, donde comienza el recorrido, hasta Peñíscola, su extremo final. En la reconstrucción del itinerario se ha utilizado la información depositada en el famoso Llibre dels feits del rei en Jacme, o Libro de los hechos del rey Jaime, que recoge las crónicas de todas las campañas realizadas por Jaime I en la conquista del codiciado reino de Valencia. Por ejemplo, algunos de los hitos históricos que quedan reflejados en la Ruta Cultural de Jaume I son los asedios de Burriana (1233), Valencia (1238), Játiva (1244) y Biar (1244); así como el tratado de Almizra ente Aragón y Castilla (1244), en virtud del cual se fijaron los límites del aragonés Reino de Valencia. Los firmantes fueron Jaime I de Aragón y el infante Alfonso X de Castilla, El Sabio.
Imagen tomada del documento Patrimonio Cultural. Metas + Propuestas: http://xurl.es/ptl8u
Además de esta ruta, la Consejería de Turismo, Infraestructuras y Medio Ambiente de la Generalidad Valenciana ha establecido otras como la Ruta de Torres Vigía del Litoral valenciano o la Ruta de Mío Cid, héroe castellano que logró reconquistar Valencia en 1099 por primera vez para los reinos cristianos de la Península. A través de estas y de la nueva Ruta Cultural de Jaime I se persigue «poner en valor tanto las ricas creaciones territoriales y culturales de la sociedad islámica como las surgidas de la estructura feudal, por su capacidad de generar en la actualidad una extensa red de recursos turístico-culturales y paisajísticos».
Ruta de Mío Cid. Imagen tomada del mismo lugar que la anterior.
Esta iniciativa obedece a la idea de que, aunque «la riqueza patrimonial de la Comunitat Valenciana no es todavía un factor de dinamización del territorio», una «planificación del territorio debe contribuir a una gestión integrada del patrimonio cultural entendida como un proceso en constante evolución que lo conserva, y lo pone en valor, en función de las nuevas necesidades y demandas de las sociedades modernas». Las inquietudes de la Comunidad Valenciana se cifran en torno al rescate y la revitalización de la historia, de los paisajes de la región y del sector turístico, de forma que resulta necesaria «una racionalización y priorización de grandes rutas, e itinerarios, de ámbito regional-nacional que ayuden tanto a la recuperación del patrimonio como a la percepción de la gran variedad paisajística de la Comunitat Valenciana, así como a mejorar la oferta de un producto turístico de elevada calidad».
Si en la segunda entrega de esta serie sobre la naturaleza sudafricana hablamos de la reserva de caza de Madikwe, en esta ocasión abordaremos la reserva de caza más grande de Sudáfrica y primer parque nacional del país por importancia turística: el Parque Nacional Kruger. De excepcional belleza, africano por antonomasia, morada de los Cinco Grandes –Big Five, es decir, los cinco mayores animales salvajes del continente: el león, el leopardo, el elefante, el rinoceronte y el búfalo–, se encuentra arrinconado entre las provincias sudafricanas de Mpumalanga y Limpopo y las fronteras del país austral con sus vecinos Zimbabue y Mozambique, al noreste del país. La condición fronteriza del Parque Kruger ha motivado que se creasen unos cauces administrativos comunes entre Sudáfrica, Zimbabue y Mozambique, lo que ha hecho surgir la iniciativa de crear el Parque Transfronterizo de Limpopo, que englobaría el Parque Kruger, el Parque Nacional de Limpopo (Mozambique), el Parque Nacional de Gonarezhou, el Santuario de Manjinji Pan y el Área de Safari de Malipati (en Zimbabue). Este proyecto sería parecido al del Área Protegida Trinacional de Dzanga Sangha.
Una de las entradas al Parque Kruger. Foto de Wikipedia
La confluencia de los ríos Limpopo y Luvuvhu. Foto de Wikipedia
Este parque nacional se inauguró en 1927 y ocho años después ya acogía unas 26.000 visitas. La naturaleza del parque está muy bien conservada y existen seis clases de vegetación, como la zona de los baobabs, la zona de marulas o el bosque ribereño, y una flora con casi 2.000 especies diferentes. Esta riqueza vegetal se ha conservado desde los comienzos de su existencia y ha sido potenciada más tarde durante el proceso de modernización que acometió David Mabunda, el primer director negro del parque. De esta forma, este espacio natural recibió la calificación de Reserva de la Biosfera que otroga la Unesco. Como dato ilustrativo, en su punto más ancho hay 90 km de separación entre ambos límites, mientras que su profundidad alcanza los 360 km. El Parque Kruger es, por lo tanto, inmenso, y su trascendencia natural incalculable.
Una fauna tan salvaje como variada
Así como la flora del parque es excepcionalmente rica y está bien conservada, la fauna también responde a esos dos requisitos. Por supuesto, los Big Five son los que más miradas atraen y muchas veces se les encuentra cruzando las carreteras y caminos del parque, pero además el Kruger alberga más especies de mamíferos que cualquier otro en África. De hecho, ha habido momentos en que el número de individuos de una especie era tan alto que sobrepasaba las posibilidades del parque y algunos de ellos eran trasladados hacia otros lugares del continente. Otros de los mamíferos más interesantes del parque son la cebra Burchell, el guepardo –el animal terrestre más rápido del mundo–, el búfalo, la jirafa y el ñu azul.
Pero los pájaros y los mamíferos no son los únicos protagonistas del parque. Entre los reptiles se encuentran algunas de las especies más peligrosas del mundo, desde los cocodrilos –hay varios miles en el parque–, hasta serpientes tan venenosas como la mamba negra, que Quentin Tarantino difundió al mundo en su genial obra Kill Bill y que pueden llegar a matar a una persona en 20 minutos. Los ríos son bastante peligrosos, ya que se han podido encontrar hasta tiburones toro –carcharhinus leucas– vagando por sus aguas en las confluencias del Limpopo y el Luvuvhu –toleran el agua dulce y de hecho en el lago Nicaragua anida una de las mayores poblaciones mundiales de esta especie.
Para dormir en el Parque Kruger
Existe la posibilidad de pernoctar en los distintos lodges que hay instalados en todo el parque; son de tres tipos: Standard Self-Catering Rest Camps, Private Self-Catering Bush Camps y Private Game Lodges. Los últimos son lo más parecido a un hotel –los hay con verdaderos lujos como salas de masaje. Por otro lado, los otros tipos de alojamiento no incluyen comidas y en algunos casos ni siquiera tienen electricidad.
El lector puede encontrar más información y detalles sobre el Parque Kruger, su flora, su fauna, sus safaris y sus servicios en esta página.
A los pies del monte de Portofino, encajonado en una bahía angosta que lo resguarda de los embates del Mediterráneo se encuentra el pueblecito más sofisticado y distinguido de Italia: Portofino. Esta localidad está ubicada en mitad de la adinerada Costa Ligur, cerca de poblaciones tan famosas como Santa Margherita, al este, o Sori, al oeste. Desde Génova el acceso se realiza por tren hasta Santa Margherita y una vez allí se puede tomar un autobús que bordea la costa y que pasa junto a una de las residencias de verano del presidente italiano Silvio Berlusconi. Se trata, por tanto, de una región frecuentada por gente muy distinguida y sofisticada y, por lo tanto, los precios no son precisamente bajos, pero los bellos paisajes que allí se pueden disfrutar no tienen precio. No hará daño acercarse a Portofino por un día.
Ubicación de Portofino en la Costa Ligur
En apariencia, Portofino es el típico pueblecito de la Costa Ligur, con sus casas de tres o cuatro alturas pintadas de vistosísimos colores y con numerosas ventanas que permiten aprovechar la claridad de la costa. Algunas de las ventanas que se ven en las paredes son falsas, están dibujadas, pero su aspecto engaña a cualquiera. En la bahía de la localidad se agolpan los enormes yates de adineradas personalidades que ven pasar los días sin hacer ganas de desembarcar y ni de reposar el vaivén marinero.
La plaza de Portofino, Piazza Martiri dell’Olivetta, era en épocas pasadas un antiguo puerto de pescadores que se ha trasnformado en un agradable punto peatonal acariciado por la brisa. Como da a la bahía, esta plaza es un lugar idóneo para tomar el aperitivo, gracias a su condición de punto neurálgico de Portofino e imagen típica de la misma.
Bahía de Portofino y Piazza Martiri dell'Olivetta. Foto de Wikipedia
Casas típicas de la Costa Ligur, en Portofino. Foto de Wikimedia Commons.
Puesto que se trata de un lugar que históricamente ha sido muy pequeño y que se ha rescatado del olvido sólo por motivos de ocio, su patrimonio histórico-cultural es limitado, aunque valioso. Existen diversos puntos de especial interés, como el castillo Brown, cuyo dueño se arrojó hace años al vacío con letales consecuencias. También está, entre las construcciones militares, la batería de Punta Chiappa. Sí tiene, sin embargo, una milenaria historia desde que fuese fundada por los romanos con el nombre de Puerto de los Delfines, en alusión a los numerosos individuos de esta especie que poblaban el convecino mar Ligur.
El castillo «Brown», que se ubica frente al puerto de Portofino. Foto de Wikimedia Commons.
La iglesia de San Martín, con las fachadas bicolor típicas de la región. Foto de Wikimedia Commons.
Iglesia de San Jorge. Fotografía de Wikipedia.
Interior de San Jorge. Foto de Wikimedia Commons.
En cuanto a la arquitectura de carácter religioso, Portofino alberga tres templos: la iglesia parroquial de San Martín –chiesa parrocchiale di San Martino–, la iglesia de San Jorge –chiesa di San Giorgio– y el oratorio de la Asunción de Nuestra Señora –oratorio di Nostra Signora dell’Assunta. Son de diversas épocas históricas y quizá la más destacable artísticamente sea la de San Jorge. En cualquier caso, el turismo adinerado que concita Portofino ha justificado que se instalen las boutiques, restaurantes y hoteles de más alto nivel, circunstancia que a muchos les parece también de interés turístico.
Para obtener más información el lector puede acudir a la página oficial de Portofino, aunque solamente está escrita en italiano.
Hace 76 años que en la pequeña localidad rumana de Sapanta –Săpânţa, en rumano– la muerte dejó de afrontarse con el luto y la extrema sobriedad. Desde que en 1935 Stan Ioan Pătraş (1909-1977), artista oriundo, talló en madera la primera de las coloridas lápidas y cruces que pueblan el alegre cementerio de Sapanta, los lugareños perciben la muerte con mayor desenfado. Desde entonces, el camposanto ha acumulado unas 800 tumbas de este tipo y gracias a ellas Sapanta ha cobrado un cierto interés turístico.
Sapanta se asienta sobre el extremo oriental de los Cárpatos, en la provincia de Maramureş, que linda con Ucrania al norte y con Hungría al oeste:
Localización de Sapanta, en Rumanía.
¿Pero, cuál es la peculiaridad de las lápidas del cementerio de Sapanta? ¿Qué patrón sigue su composición? Todos los sepulcros están coronados con una cruz griega –hasta aquí todo muy tradicional–, muy llamativamente decorada con alegres colores y con una serie de adornos que le confieren un aspecto sobradamente barroco, aunque muy agradable a la vista. Bajo la cruz se dibuja una imagen del difunto en la que aparece realizando su oficio o alguna de sus actividades favoritas y, debajo de ella, se deja un generoso espacio para redactar un epitafio en tono de broma o que invite a la reflexión. El mismo Stan Ioan Pătraş quiso que lo venidero le recordase por esta breve biografía:
Desde que era un niño chico
fui conocido como Stan Ioan Pătraş.
Escuchadme, individuos:
no hay mentiras en lo que voy a decir.
A lo largo de toda mi vida
intenté no hacer daño a nadie,
sino que hice el bien cuanto pude
a cualquiera que lo pidió
oh, mi pobre mundo,
porque fue duro vivir en él.*
La tumba de Stan Ioan Pătraş el artista que concibió la idea. Foto de Wikipedia.
Imagen general del cementerio de Sapanta. Foto de Wikipedia.
La iglesia que hay en el cementerio. Foto de Wikipedia.
Iglesia de madera de Maramures, muy típica de la región. Foto de Wikipedia.
Es una prédica un tanto moralista, pero parece más probable que sea recordado sobre todo por hacer añicos el tópico de que el luto y la sobriedad deben gobernar los cementerios y la muerte del hombre. Y que la muerte puede tomarse con desenfado y puede decorarse con vivos colores. De lo que sí podemos estar seguros es de que a los 5.000 habitantes de la localidad de Sapanta les gustó mucho más el nuevo «estilo Pătraş» que el tradicional. Prefieren seguir con él, que además les ha reportado una cierta fama e ingresos a través de su sector turístico. Dejamos un vídeo de tres minutos sobre el lugar:
En la segunda entrega sobre la naturaleza de Sudáfrica que abrimos la semana pasada con un post sobre el Parque Natural del Cañón del Río Blyde. En esta ocasión nos detendremos sobre una de las más importantes reservas de fauna de este país africano: la Reserva de Fauna de Madikwe –Madikwe Game Reserve. Se extiende a lo largo de 60.000 hectáreas y está localizada en la Provincia del Noroeste, la cual hace frontera con el vecino Botsuana. Conviene saber que se trata de una reserva privada que nació de la colaboración entre el Estado, el sector privado y una serie de poblaciones locales, pero que se ha convertido desde su origen en 1991 en una de las más importantes del continente en cuanto a la organización de safaris turísticos y también de caza. Debido al carácter privado de la reserva, para poder visitar es necesario pernoctar en ella al menos una noche. Existen 21 alojamientos de gran calidad para los visitantes, como por ejemplo el Buffalo Ridge Safari Lodge, el Madikwe Mooifontein o el Tuningi Safari Lodge –en esta página se pueden encontrar todos los alojamientos que se encuentran en la reserva.
Las poblaciones importantes más cercanas son las de Zeroost, en Sudáfrica –a 90 km de la reserva– y Gaborone, capital de la vecina Botsuana que dispone del aeropuerto internacional Sir Seretse Khama, lo que la ha convertido a esta última en la vía de entrada preferida por los visitantes. Se recomienda que los viajeros visiten esta reserva en los meses de primavera y otoño, puesto que se trata de una región en la que las temperaturas son muy extremas, que alternan los días muy calurosos con las noches muy frías.
El arquetipo de paisaje africano
Entre las características más curiosas del parque se encuentra el tipo de vegetación. Es una zona de matorral, arbusto y árbol bajo que se extiende sobre enormes llanuras y verdes praderas. En algunos puntos también existen elevaciones y terrenos montañosos, sobre todo en la linde sur de la reserva, como las montañas Dwarsberg, cuyas extrañas configuraciones rocosas se conocen con el nombre de inselbergs. También en mitad del parque existe un conjunto montañoso que se llama Rant van Tweedepoort. A este ya de por sí peculiar paisaje se suma la influencia del cercano desierto del Kalahari, tierra de los bosquimanos, que contribuye a enriquecer la variedad de fauna y flora de la región.
Más de 60 especies de mamíferos
Como buena reserva de fauna, Madikwe alberga todas las especies que se demandan en un típico safari africano: el elefante africano, el hipopótamo, el búfalo africano, el caracal, el guepardo, el antílope acuático, el leopardo, los rinocerontes blancos y negros, los cerdos salvajes y, por supuesto, los leones. Los leones son, de lejos, los animales que más quieren ver los viajeros e incluso es posible acercarse a unos metros de ellos para observarlos o tomar fotografías. En cualquier caso, la lista de mamíferos de la reserva es mucho mayor que la aquí referida, con más de 60 especies diferentes de mamíferos. Por otro lado, entre las especies de pájaros la lista es también muy dilatada, pero podemos hablar del águila marcial, el avestruz (Struthio camelus), los curiosos secretarios y el buitre de El Cabo. Por supuesto, es un lugar envidiable para el pajareo o birdwatching.
El lector puede obtener más información acerca de la reserva privada de Madikwe a través de la página de información Madikwe.info (en inglés).