A unos 60 kilómetros al sureste de Córdoba y unos 130 al suroeste de Baeza, localidad jienense que tratamos en la anterior entrada, se encuentra el pueblo de Baena, ya en la provincia de Córdoba. Es la tercera joya de este collar andaluz que hemos querido retratar en 2.0 Viajes con el fin de difundir y homenajear a tres localidades —Úbeda, Baeza y Baena— que, aunque poseen una cierta fama general, no dejan de quedar en un pequeño rincón de la memoria de la mayoría de la gente, que al final termina posponiendo el visitarlas en favor de otros destinos más conocidos… Realmente es una lástima, porque muchas veces escogemos irnos lejos para ver cosas maravillosas, distintas, valiosas, y sin embargo en la misma España se pueden encontrar lugares de excepcional belleza cuya visita resulta imprescindible para cualquier viajero empedernido. La localidad de Baena, a diferencia de Úbeda y Baeza, no forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero conserva un patrimonio artístico y monumental de primer orden, entre calles estrechas que recuerdan el urbanismo medieval.
Al igual que Úbeda y Baeza, la historia de Baena hunde sus raíces en la época prehistórica y en la época de la civilización tartésica e íbera. A esto se suma una notable presencia romana en la región, donde además se libró la gran batalla de Munda, entre las legiones de Julio César y las de Tito Labieno, uno de los partidarios de Pompeyo. Toda esta actividad histórica a lo largo de los siglos ha quedado muy bien reflejada en los restos hallados en el Parque Arqueológico de Torreparedones o Torre de las Vírgenes —ver vídeo*—, donde se han excavado preciosos objetos funerarios ibéricos, como la leona de Baena, así como partes de un castillo y un santuario que se han convertido en testigos excepcionales de la historia de la región. De los romanos quedan en un estado de conservación excepcional un mercado, un foro y unas termas que permiten visualizar el modus vivendi romano en su antiguo esplendor. Más adelante, las cronologías de la Historia dan por sentado que la actual ubicación de Baena fue decidida por los musulmanes. Los cristianos de Fernando III el Santo reconquistaron sin violencia el enclave en el año de 1240. El momento de mayor esplendor de la localidad, al igual que sucedió con Baeza y Úbeda, tendría lugar durante el siglo XVI, cuando se viviría un momento de crecimiento demográfico y económico espectaculares. Más adelante, Baena entraría en un proceso de lento declive que no se detendría hasta la entrada del siglo XX para remontar ligeramente en los últimos años con la llegada de diferentes fábricas y el desarrollo de las almazaras a escala industrial.
La arquitectura religiosa de Baena tiene diversos ejemplos que destacan entre su patrimonio artístico y monumental. La catedral de Baena, llamada Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor y que se yergue en medio de la Almedina de Baena, es quizá el templo de más valor patrimonial del pueblo hasta el punto de ser el único Monumento Nacional de Interés Histórico-Artístico. Otros templos, como la iglesia de San Francisco, tienen la catalogación simple de «monumento», aunque se pueden considerar auténticos tesoros arquitectónicos. Además de las iglesias, merecen mención turística la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles y la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Esta última está compuesta por una antigua torre de la muralla a la que se añadió el cuerpo principal del edificio; los baenenses vecinos de la ermita de Nuestra Señora de los Remedios muestran una gran devoción por ella y por las figuras que se exponen en su interior.
Pero quizá el patrimonio que tiene más interés en Baena sea el que se corresponde con la arquitectura civil. Al menos, este tiene varios ejemplos destacados. Dos de los más interesantes se encuentran en la céntrica plaza del Coso: el edificio del ayuntamiento —construido recientemente, pero cuyo diseño ganó el premio de arquitectura de Andalucía Occidental— y la original casa del Monte, que se construyó durante el siglo XVIII. Otro ejemplo interesante es la casa de las Tercias, que es donde se encuentra actualmente el Museo Arqueológico de Baena. Por otro lado, de la arquitectura militar de la ciudad los ejemplos más destacables son el castillo y el recinto amurallado de la Almedina, con sus respectivas torres. Precisamente un paseo por la Almedina equivale a trasladarse a un tiempo pasado y remoto, en el que el viajero, extrañado, merodea subiendo y bajando por sus estrechas y empinadas calles repletas de cristianos, moros y judíos. La nota anacrónica la pone una réplica de la leona de Baeza, que se alza majestuosa en la explanada del castillo…
Semana Santa y denominaciones de origen…
En Baena la Semana Santa tiene un elemento muy peculiar que la distingue del común de las semanas santas: «el judío». Los judíos forman dos grupos que se conocen como colinegros y coliblancos, voces que hace referencia al color de las crines que exhiben en los cascos. Los judíos van vestidos de época con camisas rojas y portando brillantes cascos y corazas; las centurias romanas, por su parte, imitan los atuendos de los soldados romanos. Aparte de esta curiosa representación, hay cofradías blancas y negras, cada una con sus pasos y procesiones. En el ámbito de las festividades de Baena, queremos añadir que el primer fin de semana de octubre se celebra otra fiesta típica de la localidad, la Feria Real, que dura cuatro días.
Como no podía ser de otra manera por estos lares, en Baena hay numerosos olivares que entregan uno de los mejores aceites. De hecho, existe una denominación de origen propia del aceite de oliva virgen de Baena. Así mismo, también se elabora un tipo de vino que pertenece a la denominación de origen de Montilla-Moriles, que hace tanto blancos como generosos.
Si el lector se ha quedado con ganas de más, puede acudir a la página del Ayuntamiento de Baena.
Las otras dos joyas andaluzas:
→ Úbeda
→ Baeza
*El vídeo es el primero de una serie de cinco.
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