Fortalezas españolas en Europa

4 de enero de 2012 por Paco Almádena · Sin comentarios · Europa, Francia, Italia, Países Bajos

No es infrecuente que en España se desconozcan las grandes gestas de sus hombres y su increíble historia, las cuales serían muy útiles a la hora construir un imaginario colectivo que hoy parece vacío de valores. A pesar de ese olvido, muchas de las obras de esos españoles –que podrían llegar a representar una cesta de valores muy positivos, basadas en el esfuerzo, la constancia y el trabajo– todavía perduran hoy en día para admiración de todos. Los logros de aquellos hombres y su dimensión heroica, impregnada de valores constructivos, son equivalentes a los de los antiguos héroes helénicos, que tan lejos condujeron a su civilización, pues cumplían la función de dechados morales y culturales esencialmente exitosos, aunque a veces eran oportunamente castigados por sus excesos.

Desde este pequeño rincón de la internet queremos rendir un modesto homenaje a los logros de la civilización española en el pasado mediante la recopilación de impresionantes castillos que reflejan los éxitos logrados en aquellos tiempos, y que se encuentran prácticamente por todas las partes del globo terráqueo. Esta serie que comenzamos hoy se llama «Fortalezas españolas por el mundo» y en esta primera entrega rescataremos siete de los fuertes levantados por los españoles en el continente europeo:

Castillos españoles en Europa

En el continente europeo, fuera de las actuales fronteras, España construyó, reconstruyó, modernizó y mejoró decenas de fuertes. La mayoría se encuentran en territorio italiano, aunque también se pueden encontrar ejemplos en Francia y en Países Bajos. En esta entrada hemos decidido recoger siete de ellos, magníficos y en muy buen estado de conservación:

 

«Forte Spagnolo», en L’Aquila, Italia: el fuerte de L’Aquila, en la localidad homónima, que es capital de la región de los Abruzos, se terminó de construir en 1549. Explicaba el periódico El Mundo, con motivo del fatídico terremoto de 2009, que «los expertos coinciden en calificarla de joya de la arquitectura militar del Renacimiento», por su resistencia y solidez. El ingeniero español Pedro Luis de Escrivá diseñó los planos de esta maravilla, en cuya entrada continúa grabado el escudo de Carlos I de España.

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Foto de LIAP, Wikimedia Commons.


 

Castillo del Huevo, en Nápoles, Italia: se trata del castillo más antiguo de Nápoles y, al mismo tiempo, uno de los más alterados desde su creación, habida cuenta de las frecuentes disputas por la ciudad. Fue Alfonso V de Aragón quien realizó enormes esfuerzos por reformarlo en el siglo XV, pero sucesivas guerras hasta que cayera otra vez bajo el control de los aragoneses mermaron su capacidad defensiva. El rey Fernando II de Aragón, el famoso Fernando el Católico, realizó una intensiva serie de reformas que le confirieron la solidez y aspecto actuales.

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Foto de cavorite, Wikimedia Commons.


 

Il Castello, en Lipari, Sicilia: se encuentra en la isla de Lipari, en el archipiélago Eolio, que se sitúa entre Italia y Sicilia. Lipari fue atacada y saqueada por Barbarroja en 1544, lo que provocó que la población abandonara la isla. Carlos I de España, que era rey del archipiélago, ordenó levantar un muro y otorgó grandes beneficios fiscales a los habitantes para que fuese repoblada rápida y eficazmente. Más tarde, las islas pasaron a formar parte del Reino de las Dos Sicilias.

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Foto de Herandar, Wikimedia Commons.


 

Castillo de Castelsardo, en Cerdeña, Italia: situada en el promontorio rocoso de la ciudad de Castelsardo, este castillo se denominó durante el siglo XVI Castel Aragonese, debido al impulso que recibió de la corona aragonesa para la reconstrucción, reforma y reforzamiento de sus lienzos y bastiones.

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Foto de Stahlkocher, Wikimedia Commons.


 

Fortaleza de Salses, en Rosellón, Francia: este impresionante castillo ubicado en el Rosellón francés fue erigido –sobre los restos de una fortaleza albigense– entre 1497 y 1503 por un arquitecto castellano de apellido Ramírez, quien quiso trasladar la filosofía defensiva castellana a las recién conquistadas tierras del Rosellón. El castillo jugó un importante papel en las Guerras entre Carlos I de España y Francisco I de Francia y posteriormente durante la gran contienda europea conocida como la Guerra de los Treinta Años. Al término del conflicto, los españoles hubieron de cederla en virtud de los acuerdos alcanzados en el tratado de los Pirineos, en 1659.

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Foto de Groumfy69, Wikimedia Commons.


 

Castillo del Castellet de Perpiñán, Francia: esta fortaleza que guarda ciertas similitudes con el estilo morisco se construyó hacia 1368 por encargo del rey Juan I de Aragón. Formaba parte de las murallas de Perpiñán y cumplía las funciones de puerta y de baluarte defensivo. Más adelante, Carlos I reforzó las estructuras defensivas del complejo y en 1642 hizo lo propio el marqués de Vauban, genial arquitecto militar francés. En el siglo XX, el cinturón de murallas de la localidad fue derribado, pero se conservó el Castellet por su belleza y características únicas. Actualmente es la sede del Museo Catalán de las Artes y Tradiciones Populares.

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Foto de Sts, Wikimedia Commons.


 

Fortaleza de Naarden, en Holanda Septentrional, Países Bajos: la ciudad de Naarden se rebeló en 1572 contra las autoridades españolas en Flandes, algo que la corona no estaba dispuesta a consentir. Las tropas españolas consiguieron, tiempo después de estallar la rebelión, reconquistar la ciudad y sofocar la revuelta. Entonces se decidió derrumbar los antiguos muros de la ciudad y reconstruir Naarden y su sistema de defensas según criterios arquitectónicos más modernos. Los españoles construyeron en Naarden una de las fortalezas que mejor se conservan en los Países Bajos y que representa el arquetipo de construcción defensiva de los siglos XVI y XVII –en forma de estrella para disponer del mayor número de ángulos de tiro contra el enemigo y disminuir los estragos de las nuevas armas de artillería.

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Foto de Kliek, Wikimedia Commons.


 

Breve epílogo a las fortalezas españolas en Europa

Existen muchos más castillos de factura española en Europa, aunque nos hemos limitado a seleccionar una pequeña fracción de ellos. Hay que tener en cuenta que España desarrolló en el ámbito de su intensa política internacional un enorme esfuerzo defensivo en todos y cada uno de sus territorios con el objeto de proteger sus dominios de los constantes ataques e incursiones que realizaban sus cada vez más numerosos enemigos. En las próximas entradas de 2.0 Viajes realizaremos sendas reseñas de las fortificaciones españolas en África y Oceanía y en América, donde más se desarrolló e invirtió en arquitectura militar.

En este foro de historia militar se pueden ver otros muchos ejemplos de fortalezas españolas en Europa. Sobre el fuerte de L’Aquila en particular se puede acudir al citado artículo de El Mundo para encontrar algo más de información sobre el terremoto de 2009 y las opiniones de algunos expertos respecto de la solidez de la construcción.

 

Más información sobre fuertes españoles por el mundo:

→ Fortalezas españolas en África

→ Fortalezas españolas en Oceanía (parte I)

→ Fortalezas españolas en Oceanía (parte II)

→ Fortalezas españolas en América (parte I)

→ Fortalezas españolas en América (parte II)

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