Los 10.000 templos budistas de Bagan, en Birmania

14 de septiembre de 2012 por Paco Almádena · 1 Comentario · Asia, Birmania, Cultura, Historia, Religión, Rutas, Turismo, Viajes

La antigua ciudad de Bagan es y fue célebre por los 10.000 templos budistas que se encuentran en el valle de Bagan, Birmania (Myanmar), aunque hoy «solamente» queda en pie el 22 por ciento de ellos (2.200 templos). Bagan dista de la ciudad de Mandalay (que conecta con Madrid vía Pekín) 135 kilómetros en sentido sur por carreteras de distintas calidades que atraviesan en su avance localidades tradicionales birmanas como Wet-Lu y Natogyi. Desde la actual capital del país, Naipyidó, la distancia es mayor: 216 kilómetros en dirección noroeste, siguiendo la autopista que une Maipyidó y Mandalay (la Naypyidaw-Mandalay Expy), para tomar luego una carretera de segundo orden en Meiktila que nos conducirá hasta la antigua ciudad birmana. Otra opción, menos económica, es volar hasta el aeropuerto de la región: el Nyaung U Airport. Bagan y sus templos se asientan en el valle formado por el río Irawadi, el más largo del país (2.170 km), sobre unas extensísimas llanuras lejanamente delimitadas por desgastadas cordilleras que dibujan el horizonte. En esta zona de Birmania, la temperatura media del año es de 29,7 ºC.

Crepúsculo vespertino en Bagan. Foto de Sgruenig, Wikimedia Commons.

Ciudad de oscuros orígenes que se extravían entre leyendas ya decrépitas, parece que su fundación puede datarse en torno al siglo segundo de nuestra era. Su pujanza no cobraría visibilidad hasta el año 849, fecha en la que se fortifica coincidiendo con la llegada a Birmania de la etnia bamar, que hoy representa un 68 por ciento de la población del país. Bagan se convertiría en la capital del Reino de Bagan entre 1044 y 1287, cargando sobre sus hombros todo el peso político, económico y cultural del incipiente estado. Fruto de aquel importante papel en la región son l0s 10.000 templos budistas, 1.000 estupas y 3.000 monasterios budistas que proliferaron sobre un área de apenas 100 km². Con las distintas incursiones mongolas en la región, las decenas de miles de pobladores que tenía la ciudad se desplazaron a otros puntos del país y el emergente reino de Myinsaing recogió el testigo de poder en la región norte de Birmania. Desde aquel momento, el lugar se mantuvo únicamente como centro de peregrinación budista siempre en declive hasta que, en el siglo XX, el gobierno trató de reciclar con fines turísticos el decadente –sufrió unos 400 terremotos entre 1904 y 1975– encanto del sitio. Parece que lo ha logrado…

Pagodas y templos (clic para agrandar). Foto de Gerd Eichmann, Wikimedia Commons.

Más pagodas y templos (clic para ampliar). Foto de Gerd Eichmann, Wikimedia Commons.

Una cuestión de cantidad… y de calidad

Muchas de las construcciones religiosas que se levantaron en esta región de Birmania hace casi diez siglos han resistido el desgaste del tiempo, los saqueadores, centenares de terremotos y los agentes naturales como la lluvia y el viento. Los primeros estupas y templos budistas que se construyeron en el valle de Bagan responden a los esquemas arquitectónicos de los templos hindúes, principalmente de varias ciudades del estado indio de Andhra Pradesh, como Amarāvatī y Nāgārjunakonda. Más adelante, la arquitectura de los templos de Bagan tomó un sendero propio que le condujo a establecer lo que serían los cimientos y los cánones de la arquitectura religiosa birmana durante los siguientes siglos, primero del estilo pyu y después del estilo burman, también llamado estilo mon.

Templo de Sulamani. Foto de DARIO SEVERI, Wikimedia Commons.

Templo de Shwegugyi. Foto de Gerd Eichmann, Wikimedia Commons.

A pesar de que existen bastantes templos ya desmantelados o destruidos, quedan muchos de ellos en pie y cuatro de ellos incluso en uso. Por ejemplo, la pagoda de Shwezigon, que terminó de construirse en 1102 y que todavía es el centro religioso de una de las órdenes budistas de Birmania, así como centro de peregrinaje. Otro de los templos aún en uso es el templo de Ananda, datado en el año 1105, que todavía conserva cuatro estatuas del Buda que miran a los cuatro puntos cardinales. Se cuenta que para salvaguardar la magnificencia y carácter único del templo de Ananda, el rey Kyanzittha ordenó ejecutar a los monjes que concibieron la obra. Otros templos destacados en Bagan son el templo de Dhammayangyi, el templo de Gawdawpalin, la pagoda de Dhammayazika, el templo de Htilominlo y la pagoda de Lawkananda, entre otros muchos. Recordemos que aún quedan en pie 2.200 edificios, cada uno con sus características y valores únicos. Aunque todavía no se ha producido, este lugar parece un candidato idóneo para entrar a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en los próximos años.

Templo de Shwezigon. Foto de DIMMIS, Wikimedia Commons.

Detalle del templo de Ananda. Foto de Sgruenig, Wikimedia Commons.

Entrada al templo de Ananda. Foto de Ralf-André Lettau, Wikimedia Commons.

Turismo, motor económico de la región

Existen dos museos en la Zona Arqueológica de Bagan. El primero de ellos, el Museo Arqueológico de Bagan es un antiguo recinto en ruinas donde hay instaladas varias casetas que contienen objetos antiguos, de la era Bagan, entre ellos la piedra Rosetta de Birmania: «las inscripciones de Myazedi». El segundo museo es el Palacio de Anawrahta, un antiguo rey de Bagan que imprimió un fuerte impulso a la construcción de templos en el valle del Irawadi; este viejo palacio fue reconstruido en 2003.

Ruinas del palacio de Anawrahta, hoy Museo Arqueológico de Bagan. Foto de mydaydream, Wikimedia Commons.

El valor intangible de este lugar se expresa de forma certera en la denominación oficial que le dan las autoridades birmanas: Zona Arqueológica de Bagan. La región vive principalmente de los ingresos que les reporta el turismo gracias al impulso dado por los últimos gobiernos de Birmania a la región, aunque por el momento las infraestructuras turísticas se alejan notablemente de los estándares occidentales y de aquellos países asiáticos con mayor desarrollo turístico. La producción de laca, uno de los productos tradicionales birmanos, es también otra importante fuente de ingresos en la región a través de la venta de cerámica lacada, aunque esta industria continúa asociada a la fabricación de souvenirs para los turistas.

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