Túnez (V): la ciudad santa de Kairuán

17 de noviembre de 2011 por Paco Almádena · Sin comentarios · África, Patrimonio de la Humanidad, Religión, Túnez, Turismo, Viajes

Cerramos la extensa serie de post sobre Túnez hablando de una de las ciudades santas del Islam, ubicada en este hermoso país mediterráneo: Kairuán (dicho en árabe Kirwan o al-Qayrawan). Esta típica y antigua ciudad tunecina se fundó en el último tercio del siglo VII. Al principio se trataba de una especie de presidio que se empleaba a modo de refugio para las tropas árabes que estaban expandiendo su dominio por el Magreb a sangre y fuego. De hecho, la propia etimología de la palabra Kairuán nos ofrece un indicio del uso al que estaba destinado este lugar: «Kâr» > «guerra, militar» | «wan» > «puesto froterizo»; por tanto, el nombre de la ciudad de Kairuán significaba originalmente «puesto fronterizo militar». La dura guerra que mantuvieron los árabes con los bereberes locales cambió de signo varias veces en los años venideros hasta que, al concluir el siglo VIII, el emir Ibrahim ibn al-Aghlab reconquistó definitivamente la plaza y la nombró capital de su emirato de Ifrikiya. Este personaje histórico fue el fundador de la dinastía de los Aglabíes, que embellecieron y enriquecieron Kairuán a lo largo de los siguientes siglos.

Precisamente el monumento más representativo de la ciudad es la Gran Mezquita de Kairuán, también conocida como la mezquita de Sidi-Uqba, que fue ordenada construir por el célebre Ibrahim. Este edificio alojaba también una universidad secular y una madraza, pero sobre todo representa la importancia religiosa de la ciudad a lo largo de la historia, considerada como la cuarta urbe más santa del Islam. Se dice incluso que peregrinar siete veces hasta Kairuán equivale a una peregrinación a la Meca, lo que no es grano de anís.

Minarete y parte del interior porticado de la Gran Mezquita. Foto de Jaume Ollé, Wikimedia Commons.

El arco de entrada frente al minarete de la Gran Mezquita. Foto de Ian Thomson, Wikimedia Commons.

Columnas gemelas de mármol en la sala de oración de la Gran Mezquita. Foto de Jaume Ollé, Wikimedia Commons.

Arcos de herradura en el interior de la Gran Mezquita. Foto de Jaume Ollé, Wikimedia Commons.

Además de la Gran Mezquita de Kairuán, hay otros dos templos musulmanes de elevado interés arquitectónico: la mezquita de las Tres Puertas y la mezquita del Barbero. La primera, muy recogida pero preciosa, es la más antigua de las dos (año 866), aunque es más moderna que la Gran Mezquita. La fachada está decorada con motivos vegetales y con las aleyas 70 y 71 de la trigésima sura del Corán:

(70) ¡Creyentes! ¡Temed a Alá y no digáis despropósitos,  (71) para que haga prosperar vuestras obras y os perdone vuestros pecados! Quien obedezca a Alá y a Su Enviado tendrá un éxito grandioso.*

Fachada de la mezquita de las Tres Puertas. Foto de Orientalist, Wikimedia Commons.

La mezquita del Barbero fue erigida en los siglos XVI y XVII y está dedicada a Abu Zama’ al-Balaui, un compañero de Mahoma en su predicación que, según leyendas de incierto origen, conservó tres pelos de la barba del Profeta a modo de reliquia. La decoración interior de este templo representa un ejemplo notable en el estilo decorativo de las mezquitas de esos siglos. Otros templos reseñables son la mezquita de Ansar y la mezquita de Alí Bey.

Recinto interior de la mezquita del Barbero. Foto de China Crisis, W. Commons.

Uno de los patios interiores de la Mezquita del Barbero. Foto de Niqie, Flickr.

Plaza donde se ubica la mezquita del Barbero. Foto de Cimoi, Wikimedia Commons.

Como toda ciudad del Mogreb que se precie de antigua y longeva, Kairuán conserva una medina con todo el sabor auténtico de las pasadas épocas. Además de callejear por unos intrincados trazados urbanos que transportan a las viejas ciudades de Las mil y una noches, el viajero sentirá la necesidad de internarse en el zoco tradicional, donde los olores intensos, las infinitas mercaderías y los enérgicos comerciantes se mezclan en una atmósfera que resulta extraña y familiar al mismo tiempo. Familiar porque parece que algo de esa realidad se ha quedado en los genes del hombre.

Claustrofóbicas travesías conforman el zoco de la ciudad. Foto de Citizen59, W. Commons.

Todo este patrimonio único y tan relevante convirtió a Kairuán en una de las candidatas perfectas para engrosar la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Y así es desde 1988, cuando se aceptó su candidatura con los argumentos de que «representa una pieza maestra del genio creador del hombre», que «exhibe un importante intercambio de valores humanos», que «supone un excepcional testimonio de una cultura aún viva o ya desaparecida» y que es «un extraordinario ejemplo de un asentamiento humano tradicional […] asociado directamente a unas tradiciones vivas de enorme trascendencia universal». Y así es Kairuán.

El lector podrá encontrar más información sobre Kairuán y su Patrimonio de la Humanidad en la correspondiente página de la Unesco. También se puede ahondar un poco más en el país en la Guía de viajes Mundicolor.

* Cita tomada de Wikisource.

Más sobre Túnez:

→ Túnez (I): la medina de Túnez.

→ Túnez (II): el Sitio Arqueológico de Cartago.

→ Túnez (III): el Parque Nacional de Ichkeul.

→ Túnez (IV): restos de ciudades púnicas y romanas que son Patrimonio de la Humanidad

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