Practicando geoturismo lejos de casa: las Cuevas Batu, en Malasia

22 de noviembre de 2011 por Paco Almádena · Sin comentarios · Asia, Malasia, Religión, Turismo, Viajes

Muchas veces da la impresión de que todo está muy trillado y que no existe la posibilidad de innovación o de dar otra vuelta de tuerca a algún sector, por ejemplo el turístico. Sin embargo, estamos equivocados. Una forma de turismo que recientemente está ganando adeptos es el geoturismo, cuya filosofía presta mayor atención a las configuraciones geológicas y paisajísticas del plantea. En virtud de este principio, practicar el geoturismo significa visitar cuevas, sumergirse en los pozos y cavidades del océano –como el Blue Hole de Belice–, costear glaciares para apreciar los caprichos de la naturaleza o, por ejemplo, visitar minas abandonadas que constituyen un auténtico espectáculo a la vista. Un ejemplo concreto de geoturismo es visitar las Cuevas Batu, que se encuentran en el distrito de Gombak, a unos 15 km al norte de Kuala Lumpur, la capital de Malasia.

Ubicación de las Cuevas Batu, en Malasia (Google Maps).

Las Cuevas Batu son un lugar sagrado para el culto hindú: anualmente peregrinan hasta ellas en torno a 1,5 millones de personas. Pero si la afluencia de peregrinos ya es considerable, sumada a la de turistas, se multiplican las visitas en un millón más de personas. Las Cuevas Batu, que tienen unos 400 millones de años de antigüedad, concitan al año a 2,5 millones de personas, una cifra que convierte a esta cavidad en la más visitada de la Tierra. Por otro lado, estas números son un indicador de que las tendencias turísticas, hasta ahora bien centradas en los viajes de sol y playa, están cambiando. Adquieren un matiz más aventurero, más, si se permite la expresión, indianajonesco.

Impresionante paisaje de las cuevas. Foto de Patrice78500, Wikimedia Commons.

La imagen de las cuevas sobrecoge. Foto de Patrice78500, Wikimedia Commons.

Ante estas cuevas, el visitante tiene la sensación de ser un Indiana Jones explorando los tesoros de antiguos templos inmersos en las selvas asiáticas. En el interior de las Cuevas Batu existen tres salas religiosas importantes, todas decoradas con motivos hindúes de vivos colores y bajo una escasa –aunque suficiente– iluminación artificial que contribuye a sentir algo parecido a una experiencia espiritual. La más grande de las cavidades se conoce con el nombre de Cueva Catedral, que tiene una impresionante bóveda que alcanza los 100 m de altura. Por otro lado, quizá el lugar más interesante sea el templo al Señor Karttikeya –también conocido como Murugan–, adonde se dirigen todas las procesiones que se organizan durante el festival de Thaipusam.

Templete ubucado en la cavidad principal de Batu. Foto de Patrice78500, Wikimedia Commons.

El tamaño de la gruta impresiona al viajero. Foto de Patrice78500, Wikimedia Commons.

Además de los templos de las cuevas, impresionan las estatuas y los conjuntos escultóricos que se encuentran en el exterior. Allí está, con toda la majestuosidad, la estatua dorada del dios Karttikeya, que venció en una batalla al demonio Soorapadam, que era frívolo, materialista y estaba sediento de poder, como corresponde a las deidades Asura. Es la estatua más grande dedicada a este dios; mide 42,7 metros de altura. Digno de admirarse es también el santuario que yace a la entrada de las Cuevas Batu, también de color dorado y con innumerables detalles escultóricos.

Foto de Agsrivaths - Wikimedia Commons

Foto de Descon7 - Wikimedia Commons

Los macacos cangrejeros que habitan los alrededores del complejo religioso acompañan al turista en la ascensión de los 272 escalones que conducen a la Cueva Catedral con la esperanza de recibir alguna chuchería que corren a comer donde nadie les moleste. En resumen, las Cuevas Batu son un cóctel que contiene dosis de aventura, dosis de exotismo, dosis de espiritualidad, dosis de extraños dioses esculpidos en oro, dosis de naturaleza salvaje y dosis de fanatismo de masas, en el sentido de camino de peregrinaciones religiosas. Se puede recobrar la normalidad regresando a la desarrollada y occidentalizada Kuala Lumpur, de la que ya hablamos otra ocasión.

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