Turismo enológico en Francia.

19 de agosto de 2008 por Eva · 1 Comentario · Gastronomia, Turismo, Viajes

El nombre de Bordeaux lo encontraremos en infinidad de botellas de vino, esta ciudad francesa no sólo ofrece uno de los mejores caldos de la tierra. Es un lugar plagado de catedrales, estatuas y otros monumentos que rememoran su historia y los grandes momentos acontecidos allí de gran relevancia cultural.

El enrequicimiento y por ende el crecimiento del lugar comienza hace unos siglos gracias a los ríos Garonne y Gironde, a través de los cuales comenzaron a llegar barcos desde distintos continentes que los utilizaron como puerto comercial. Hoy en día el puerto ya no es relevante en este aspecto, pero la ciudad de Bordeaux no ha perdido du prestigio, gracias al preciado tesoro del vino…

La visita a sus viñedos supone un placer en muchos sentidos. Los paisajes son simplemente fantásticos y el aspecto rural de este lugar, que nos encontramos a las afueras del núcleo urbano, nos invita a recorrerlo en bicicleta visitando las pequeñas villas, las tabernas, y experimentar el color local.

Los paisajes quedan salpicados por los castillos, los famosos chateaux, que nos alejan del icono típico de una ciudad. Muchos de los chateaux se pueden visitar, ya que son los lugares en los que se elabora el vino, y no es de extrañar que la visita al chateaux vaya acompañada de una explicación sobre la elaboración de los caldos procedentes de los viñedos que los rodean. En muchos de ellos se organizan catas de vinos y degustaciones, siendo el turismo enológico uno de los puntos fuertes de esta zona, que junto con la famosa cocina francesa nos auguran uno de los mejores destinos gastronomicos que podamos encontrar.

Entre las especialidades de la zona podremos degustar ostras, patés. foie gras y diferentes quesos. Todo ello regado como no con el vino local. Eso sin mencionar la reposteria.

Muchos de los restaurantes aprovechan las magnificas vistas de las que se disfruta y se emplazan en hermosos lugares que nos permiten disfrutar de una excelente cena mientras vemos las puestas de sol, una imagen imposible de olvidar. Y tras ello, disfrutar de la noche en uno de los pequeños hoteles…la buena vida puede ser muy sencilla, y animo a todo el mundo que no se pierda estos pequeños lugares que se mantienen al margen de las grandes ciudades y que se merecen nuestra atención.

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