La localidad de Buitrago del Lozoya se encuentra al norte de la Comunidad de Madrid, en plena sierra de Guadarrama, a 78 kilómetros al norte de la capital del Reino. Tiene muy fácil acceso, ya que se encuentra junto a la carretera Nacional-1, a pesar de lo cual, la historia y el patrimonio monumental se conservan perfectamente. Buitrago del Lozoya se distingue especialmente por ser la única localidad de Madrid que aún mantiene íntegro su recinto amurallado. Pero este no es el único mérito reconocido por las autoridades: Buitrago es también Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural desde 1993. El primer reconocimiento sobre la valía de su patrimonio histórico-artístico, no obstante, le llegó en 1931, año en que las murallas de Buitrago del Lozoya se convirtieron en Monumento Nacional.
Localización de Buitrago del Lozoya (Madrid).
Se sabe por las referencias históricas de viejos documentos que Buitrago ya existía en la era romana y que antes de eso había sido un poblado celtibérico. El gran historiador romano Tito Livio hizo referencias a este lugar en su Historia de Roma desde su fundación (Ab urbe condita libri) con el nombre de Litabrum. La arqueología, sin embargo, ni confirma ni desdice estas citas históricas puesto que hasta hoy no se han realizado prospecciones ni estudios. Será tras la reconquista cristiana cuando se vuelva a oír hablar de Buitrago en documentos oficiales, gracias a su valor estratégico, y será con la llegada de la familia de los Mendoza en los siglos XVI y XVII cuando la localidad alcance su mayor esplendor. En los siglos posteriores conocerá un periodo de declive que halla su estancamiento en el siglo XX para mantenerse estable.
Las murallas medievales son la carta de presentación de Buitrago. Datan del siglo XI. Foto de Diego Sanz Siguero, Wikimedia Commons.
El casco viejo de Buitrago está repleto de monumentos históricos, aunque también podemos encontrar varios extramuros, como la famosa Casa del Bosque del marqués de Santillana, que servía a este noble como casa de campo para ir de caza por estos lares. Si bien las murallas medievales y el castillo, donde se refugió Juana la Beltraneja, son las señas de identidad de Buitrago, no es menos cierto que edificios como la iglesia de Santa María del Castillo, que data del siglo XIV y mezcla los estilos gótico y mudéjar, o el puente del Arrabal, también llamado puente Viejo, otorgan variedad y solidez a un conjunto histórico-artístico tan valorado por las autoridades culturales españolas.
Foto de Diego Sanz Siguero, tomada de www.buitrago.com, en W. Commons.
Castillo de Buitrago. Foto de “Vonmises (Vonmises)”, Wikimedia Commons.
El castillo de Buitrago desde la muralla. Foto de Diego Sanz Siguero, Wikimedia Commons.
La iglesia de Santa María del Castillo combina gótico y mudéjar. Foto de Diego Sanz Siguero, W. Commons.
El recinto amurallado de Buitrago de Lozoya se originó en los tiempos islámicos y sus lienzos tienen características distintas en función de su ubicación. La parte que da al río, menos alta, se conoce como adarve bajo, pues no había tanto riesgo de asalto, mientras que la otra se llama adarve alto, en cuyos puntos más elevados podemos contar hasta 16 metros de altura. Además, los lienzos más elevados están llenos de torres de defensa que se encuentran en muy buen estado de conservación. La circunferencia completa de la muralla mide casi un kilómetro, lo que incluye una superficie no muy generosa para albergar a una población creciente que pronto tuvo que asentarse al otro lado del río Lozoya. Este barrio asentado al otro lado del río se convertiría en el arrabal de Buitrago del Lozoya. El ya citado puente Viejo se construyó para conectar este barrio con los de intramuros.
Interior del castillo de Buitrago. Foto de Diego Sanz Siguero, Wikimedia Commons.
Lienzo de la muralla con barbacana. Foto de Diego Sanz Siguero, W. Commons.
El puente Viejo de Buitrago. Foto de Dexter182, Wikimedia Commons.
Antiguo potro de herrar en Buitrago. Foto de Cruccone, Wikimedia Commons.
XII Feria Medieval de Buitrago
Para terminar de crear una atmósfera medieval completa, el Ayuntamiento de Buitrago organiza el primer fin de semana de septiembre (este año del viernes 31 de agosto al domingo 2 de septiembre) una feria medieval: la Feria Medieval de Buitago del Lozoya, que este año cumple su duodécima edición. En esta feria se organizan actividades de tiro con arco, hay carpas con productos medievales realizados por artesanos, conciertos y danzas medievales. Se puede encontrar el programa de este año en esta dirección. Hay un hotel rural en la localidad (Hotel Rural la Beltraneja) para alojarse durante el fin de semana y también un montón de restaurantes famosos por la calidad de sus platos, aunque no tanto por lo bajo de sus precios.
La impronta que de Buitrago conservará para siempre el viajero se resume en el lienzo de sus murallas, un lienzo que recorta minuciosamente el paisaje a la vista cristalina del curso manso del Lozoya. Es la impronta petrificada de los viejos tiempos que ha permanecido en nosotros colgada en las estructuras de ADN, olvidada hasta que de nuevo oteamos un horizonte apelmazado, primero por los años, luego por las décadas, por las centurias al fin. Ese enlace secreto y olvidado anexiona al viajero con Buitrago, que paso a paso descubre los siglos ante sí y el sabor primigenio de la sierra de Madrid.
El lector podrá encontrar algo más de información en la página del Ayuntamiento: http://turismo.ayto-buitragodellozoya.es/.
La prestigiosa revista National Geographic Traveler, del grupo National Geographic Society, lleva 24 años organizando un concurso de fotografía en el que pueden participar aficionados del mundo entero. En esta 24ª edición del National Geographic Traveler Photo Contest un total de 6.615 personas presentaron 12.000 fotografías, de las que solamente 11 han resultado premiadas. Sin duda los jueces debieron meterse en un aprieto al juzgar quiénes fueron los mejores entre tanto talento, pero, sin duda, estas 11 fotos son impresionantes. Disfrútenlas con calma:
Los premios para los ganadores fueron una expedición fotográfica a las islas Galápagos, organizada por National Geographic, cursos de fotografía pagados en la Santa Fe Workshop, asistencia a los seminarios de fotografía «National Geographic Traveler Seminar» y 200 dólares para comprar productos de fotografía profesional en B&H Photo.
Un servidor pasó algunos días en Madeira hace algunas semanas y allí tuvo la oportunidad de acercarse hasta el famoso cabo Girão, que muchos de los isleños califican como «el más alto de Europa». No nos referimos a esos cabos del ejército que podrían haber elegido entre jugar al baloncesto o seguir la carrera militar, sino a ese accidente geográfico que se define como «lengua de tierra que penetra en el mar». El cabo Girão se podría calificar como un impresionante acantilado de 598 metros de altura que cae a pico sobre las aguas del océano Atlántico. No apto para personas con vértigo. Este cabo se encuentra en las afueras de la pequeña localidad madeirense de Câmara de Lobos, muy cerca de Funchal, la capital de la preciosa isla.
Sin embargo, los habitantes de Madeira, quizá por aquello de que lo que es de uno ostenta los mejores atributos posibles, se hallan en un error de geografía grave, aunque no imperdonable. Porque el cabo Girão no es el más alto de Europa, ni mucho menos, sino el séptimo más alto, lo que tampoco está nada mal. Para sacar a los amables madeirenses de su simpático chovinismo, hemos decidido elaborar una clasificación de los cabos más altos de Europa (dos de ellos son españoles):
Acantilado deHornelen: es el cortado más alto de Europa, con sus 860 metros de altura. Pertenece al fiordo de Sogn og Fjordane y se encuentra muy cerca de la localidad noruega de Vågsøy:
CaboEnniberg: tiene una altura de 754 metros y es el punto más septentrional de las recónditas Islas Feroe. Técnicamente, se trata, como tal, del cabo más alto de Europa, ya que otras de las lenguas de tierra que penetran al mar, incluidas en esta lista, se consideran simplemente acantilados:
Enniberg. Foto de Erik Christensen, Wikimedia Commons.
Acantilados deCroaghaun: tiene una altura de 688 metros y se encuentra en el condado de Mayo, al oeste de Irlanda:
Acantilados de Croaghaun. Foto de Wikimedia Commons.
Acantilados deVixía Herbeira: su máxima altura alcanza los 621 metros, lo que convierte a este accidente geográfico gallego en el mayor acantilado de la Europa continental. Se encuentran muy próximos al municipio de Cedeira, en el norte de la provincia de La Coruña:
Vixía Herbeira. Foto de Ramon Piñeiro (Flickr), Wikimedia Commons.
El acantilado dePreikestolen: en el fiordo de Lyse, próximo a las ciudades noruegas de Bergen y Stavanger, se alza el famoso acantilado del «Púlpito», es decir, el acantilado de Preikestolen, que tiene una altura de 604 metros. En torno a 80.000 personas lo visitan cada año:
Preikestolen. Foto de Wikimedia Commons.
Acantilados deSlieve League: el condado de Donegal, el más septentrional de Irlanda y fronterizo al sureste con el Ulster, esconde los acantilados de Slieve League, menos famosos pero más altos que los de Moher con sus 601 metros de altitud:
Slieve_League. Foto de Wikimedia Commons.
Cabo Girão: en la isla de Madeira, a unos 10 km de la capital, Funchal, se alza sobre el Atlántico este impresionante acantilado de 589 metros de altura:
Cabo Girão. Foto de Gérard, Wikimedia Commons.
Monte de Jaizquíbel: ubicado en Guipúzcoa, en el País Vasco, tiene una altura de 543 metros:
Foto de http://ketari.nirudia.com/photos/normal/ketari/20070901163711.jpg. Tomada de W. Commons.
Acantilados deBeinisvørð: otro más en las Islas Feroe, con una altura de 470 metros, es considerado por los feroeses como el espíritu guardián de la nación:
Acantilados de Beinisvørð. Foto de Eileen Sandá, Wikimedia Commons.
Acantilados deMoher: también en la costa de Irlanda, los acantilados de Moher, que tienen 390 metros de altura, son uno de los lugares más turísticos del país. Hay también una antigua torre de defensa arruinada que completa un paisaje inconfundiblemente fantasmal:
Acantilados de Moher. Foto de Danny Burke, Wikimedia Commons.
Prodigios de la naturaleza que conforman unas prodigiosas estampas visuales para el ser humano. A veces uno parece intuirse como un creador de mundos, porque, en su ausencia, toda esta belleza viviente equivaldría a no existir.
Parece que el tiempo corre lentamente y que el trabajo diario siempre es menos de lo que en realidad es. Pero al volver la vista, en seguida advertimos que no es así, que poco a poco los sillares que van saliendo en esta bitácora levantan edificios modestamente interesantes, al menos como para prestarles un grado de atención. Desde abril, 2.0 viajes ha rescatado ya cinco series de reportajes que tratan sobre cinco destinos: «Tres vértices de Centroamérica», «Regreso a la Edad Media de la Toscana», «San Martín, una isla de dos países europeos», «La naturaleza de Sudáfrica» y «Túnez». Hoy reeditamos una nueva colección de reportajes titulada «Encantos de Croacia» y que recopila varios importantes destinos de Croacia con un encanto especial, irrepetibles.
Encantos de Croacia
La serie de reportajes «Encantos de Croacia» reúne los reportajes dedicados a los siguientes lugares de este país balcánico: Dubrovnik, Split, la isla de Lastovo y la isla de Korčula o isla de Curzola. La pieza que versa de Dubrovnik se centra en los encantos de su casco viejo, cuya dilatada historia empieza en el contexto de las invasiones bárbaras de la Alta Edad Medida y que desde 1994 es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El reportaje sobre Split recoge pinceladas de su historia romana, su numeroso patrimonio desde época romana y las estupendas playas que la bañan. Por su parte, la primera de las dos piezas dedicadas a la isla de Lastovo trata sobre el Parque Natural de la Isla de Lastovo, mientras la segunda traza un recorrido por las pequeñas localidades que salpican la isla. Por último, el artículo sobre la isla de Corzula, uno de los que han cosechado mayor éxito entre los lectores, se centra en los encantos de dicha isla, tanto naturales como patrimoniales.
A Dubrovnik, también llamada Ragusa en castellano, se la conoce tanto por sus numerosos monumentos históricos como por sus diferentes opciones de ocio, desde las playas hasta los festivales y exposiciones al aire libre. Como ciudad destacada del Adriático, Dubrovnik presenta un amurallamiento y fortificaciones impresionantes que en algunos tramos caen a pico al mar.
El palacio de Diocleciano es la principal carta de presentación de Split, apodada «Lucero del Adriático» y nombrada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1979. Sus restos romanos, su arquitectura medieval, sus palacios renacentistas, sus impresionantes iglesias convierten a Split en una ciudad luminosa, resplandeciente, que hace honor al alias «Lucero del Adriático».
La localidad de Lastovo, que es la capital de la isla, conserva una interesante arquitectura que tiene sus mejores exponentes en la catedral de Lastovo y los palacios renacentistas. Por otro lado, el Parque Natural de Lastovo se extiende a lo largo de 200 km² en los que el agua cristalina y las 44 islitas que lo componen forman una estampa inolvidable del mar Adriático. Split está a tres horas en barco de Lastovo.
Cuatro localidades salpican la accidentada geografía de la isla de Lastovo: Ubli, Pasadur, Skrivena Luka y Zaklopatica. A Pasadur llegan muchos cruceros que realizan recorridos turísticos por el Adriático, mientras que Ubli conserva el patrimonio más destacado entre todas. Además de las localidades, las playas de la isla tienen una merecida fama por lo agradable de sus aguas.
En la isla de Korčula, llamada en castellano isla de Curzola, nació el viajero italiano Marco Polo. La localidad de Korčula, que es la principal de la isla, es una maravilla del Adriático estancada en el tiempo entre viejos edificios e imponentes fortificaciones creadas por los venecianos. El folclore es uno de los aspectos más destacados de Korčula, principalmente gracias a la danza típica Moreška.
En el futuro rescataremos otras series de reportajes que nuestros lectores han apreciado y que creen que reestrenarlas merece la pena.
* Foto de László Szalai (Beyond silence), Wikimedia Commons.
** Foto de Wikimedia Commons.
Hace un mes y medio, la agencia de viajes on–line Destinia.com publicó en su blog de viajes una infografía que retrataba los gustos turísticos de los españoles. Los datos con que se realizó fueron recogidos de un informe elaborado por el Instituto de Estudios Turísticos, dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que analizaba las tendencias turísticas de los residentes españoles en 2011. Según se desprende de los datos, Francia, Portugal e Italia son los destinos que más nos gustan a los españoles:
Más viajes y mayor gasto
El informe también consignaba un aumento del 6,1 por ciento de los viajes al extranjero hasta un total de 13,1 millones. Al mismo tiempo, el gasto también aumentó hasta los 12.400 millones de euros. Los que más se animaron a visitar otros países fueron los catalanes, seguidos por los madrileños y los andaluces. Los dos primeros optaron por viajar a Francia, mientras que los andaluces se desplazaron principalmente a Portugal.
De los 13,1 millones de viajes realizados, un 80 por ciento se realizó a otros países de Europa, mientras que América sólo recibió un 11,2 por ciento del total de viajes. Por otro lado, África y Asia perdieron interés turístico y en conjunto en 2011 sumaron el 2,9 por ciento restante de los viajes realizados por los españoles.
En los viajes realizados dentro de España fueron los madrileños los más viajeros, seguidos de catalanes y andaluces.
Otro de los datos interesantes del informe desvela que, cada vez más, los españoles realizamos la reserva de viajes en el último minuto.
Hoy se cumplen cuatro meses de la inauguración de la sección «2.0viajes viaja al pasado», una sección destinada a recopilar aquellos reportajes de 2.0 Viajes que tratan de un destino en concreto. Hasta ahora hemos rescatado cuatro colecciones de reportajes que tuvieron un cierto éxito entre los lectores de 2.0 Viajes: «Tres vértices de Centroamérica», «Regreso a la Edad Media de la Toscana», «San Martín, una isla de dos países europeos» y «La naturaleza de Sudáfrica». Hoy es el turno de «Túnez», una de las más extensas series de reportajes publicadas por esta bitácora, con cinco piezas sobre diferentes puntos turísticos del país, que contemplan tanto su aspecto natural como su patrimonio histórico-artístico. Todos ellos pertenecen al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Túnez
La serie de reportajes «Túnez» dedica dos entradas a la capital de Túnez, en concreto a su medina histórica y al Sitio Arqueológico de Cartago. Al haberse convertido tras la derrota de la ciudad púnica en una importante provincia de Roma, los restos de la presencia romana son abundantes y muy valiosos; además de las ruinas de Cartago, esta serie de reportajes también trata de algunos lugares arqueológicos romanos y púnicos que pertenecen al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como Dougga, Kerkoune y El Djem. Kairuán, una de las más importantes ciudades santas de la esfera islámica, es otro de los destinos tratados dentro de «Túnez». La naturaleza también tuvo un hueco entre los reportajes de esta serie: el Parque Nacional de Ichkeul.
La medina de Túnez fue incorporada al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1979 en reconocimiento a la gran cantidad de patrimonio histórico–artístico que atesora. Aproximadamente 700 monumentos erigidos entre el siglo XII y XVI lo justifican. Como en el resto de los destinos del norte de África, el ingrediente exótico se sustenta sobre las anquilosadas y atrasadas estructuras sociales.
En el año 1979 la Unesco no se limitó a incluir la medina de Túnez en el Patrimonio de la Humanidad. También incorporó el Sitio Arqueológico de Cartago, muy próximo a la capital de Túnez, que es un testimonio viviente de la capacidad urbanística romana y el altísimo desarrollo que alcanzó su civlización. El telón de fondo que pone el Mediterráneo a este sitio refuerza la melancolía de quien se pierde entre sus laberintos de ruinas.
La brisa salada del Mediterráneo embadurna el precioso entorno natural que se extiende alrededor del lago Ichkeul, el último resto de una antigua cadena de lagos. Este lugar de Túnez carece de las infraestructuras turísticas para lograr una cierta masificación del sitio, por lo que todavía puede apreciarse en su esencia más pura. Flamencos, cigüeñas y gansos emigran de Europa a este lugar del África, donde el clima es muy benévolo.
Dougga y el anfiteatro de El Djem pertenecen al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por tratarse de ejemplos excepcionalmente conservados de la cultura romana y de su fusión con la cultura indígena de los númidas. Por su parte, Kerkoune es un sitio arqueológico único, donde se conservan numerosos restos de la cultura comercial de Cartago.
Kairuán, nombre que procede la palabra árabe «kirwan», que significa «puesto fronterizo militar», es una de las ciudades santas más importantes del Islam. Fue fundada a finales del siglo VII. La Gran Mezquita de Kairuán incide en ese carácter de santa que tiene esta impresionante ciudad tunecina, que también conserva una de las medinas más auténticas del norte de África. Se hizo Patrimonio de la Humanidad en 1988.
En el futuro rescataremos otras series de reportajes que nuestros lectores han apreciado y que creen que reestrenarlas merece la pena.
Cada primer domingo de agosto, este año el próximo 5 de agosto, fecha del cumpleaños del que escribe, se celebra en la localidad pontevedresa de Catoira un pintoresco evento: la romería vikinga de Catoira. Este evento recrea uno de los episodios de las invasiones vikingas en Galicia, que tuvieron lugar entre los siglos IX y XI: el desembarco vikingo en Catoira. En el siglo XI, los vikingos planearon una vez más atacar a Santiago para hacerse con sus riquezas. Pretendían subir unos kilómetros por el río Ulla y luego avanzar hacia la ciudad santa. Sin embargo, en aquella ocasión se encontraron en la desembocadura del río con las Torres del Oeste, en la zona de Catoira, que eran unas torres de defensa construidas ex profeso para combatir a los vikingos. Los defensores gallegos dieron al traste con los planes de los vikingos, que, tras el frenazo en las Torres del Oeste, se retiraron.
Localización de Catoira, Pontevedra (Galicia) (Google maps).
La Romería Vikinga de Catoira se lleva celebrando anualmente desde 1960 cada primer domingo de agosto. El evento consiste en escenificar un desembarco de vikingos en la costa gallega. Aproximadamente medio centenar de hombres vestidos como de vikingos embarcan en un par de réplicas de drakkars —los barcos tradicionales de aquellos bárbaros escandinavos— y se aproximan a la costa en el lugar donde se encontraban las Torres del Oeste, el viejo castillo del que hoy solo quedan dos torres medio derruidas, para entablar combate con quienes representan a los antiguos defensores del castillo. Tras una breve interpretación del combate, atacantes y defensores hacen las paces compartiendo vino y comida y los espectadores se unen a la fiesta. En las últimas romerías también han aderezado el evento algunos ciudadanos procedentes de Frederikssund, localidad danesa hermanada con Catoira, donde también se realizan juegos vikingos tradicionales. Desde 2002, esta fiesta ostenta la denominación de Fiesta de Interés Turístico Internacional, uno de los mayores reconocimientos del Estado en materia turística.
Solo dos de las Torres del Oeste quedan en pie. Foto de Manuel (Flickr), Wikimedia Commons.
Los que interpretan a los vikingos. Foto de Reservas de Coches (Flickr), Wikimedia Commons.
Algarada de vikingos en la romería de Catoira. Foto de Reservas de Coches (Flickr), Wikimedia Commons.
Los aficionados a la historia encontrarán algunas imprecisiones históricas tanto en la vestimenta como en la panoplia de los vikingos. Por ejemplo estos vikingos de Catoira portan yelmos con cuernos, decoración que los escandinavos jamás adoptaron, aunque hoy sirven para conferirles un aire barbárico. Los actores de esta romería sí se aproximan un poco más a los vikingos históricos en sus modales en la mesa, poco refinados y tendentes al exceso, aunque no de forma tan desaforada como cabría esperar de un auténtico vikingo.
El pueblo de Catoira. Foto de Certo Xornal, Wikimedia Commons.
Desde el momento en que concluye al escenificación del desembarco, Catoira se sume en una espiral de fiestas que se prolongan aproximadamente una semana. Entre las atracciones organizadas para esa semana de celebraciones se incluyen la actuación de grupos folclóricos y mercados medievales. Además, durante los últimos años se ha incorporado un nuevo evento: la «mejillonada». Verbenas y otras atracciones amenizan las horas de los visitantes, que descubrirán en Catoira unos festejos únicos en España.
Uno de los ‘drakkars’ de Catoira. Foto de Óscar (xindilo-fotosderianxo) (Flickr), W. Commons
Detalle del románico en una piedra de Torres del Oeste. Foto de amaianos (Flickr), W. Commons.
Las invasiones vikingas en Galicia
Aunque los vikingos frecuentaban para sus saqueos las costas del Báltico y del Atlántico en Francia y Gran Bretaña, durante los siglos IX, X y XI también realizaron incursiones en tierras gallegas, llamados por las riquezas que allí supuestamente se acumulaban a causa del tránsito de peregrinos hasta Santiago. A veces llegaron en sus rapiñas a latitudes bien alejadas y, a través del Guadalquivir, hasta a Sevilla, aunque sin éxito en el saqueo. Grosso modo, los historiadores distinguen tres oleadas de ataques vikingos a Galicia:
Las primeras invasiones: se produjeron en los años 844, 858, 951. Se trataba de expediciones de saqueo de las costas, aunque en el año 858 lograron poner sitio a Santiago de Compostela hasta que fueron expulsados por el conde Pedro. El Camino de Santiago había convertido Compostela en una rica ciudad muy golosa para los vikingos, que centraban sus esfuerzos en los saqueos de las costas o de poblaciones no demasiado interiores.
Las segundas invasiones: un tal Gunderedo guió a 100 drakkars con sus guerreros en el año 968 hasta las costas gallegas en busca del botín que prometían las legendariamente ricas tierras de Santiago (Jakobsland, como ellos la conocían). Vagaron durante tres años en Galicia hasta que el conde Gonzalo Sánchez les derrotó en la ría de Ferrol y quemó muchas de sus naves.
Las últimas invasiones: tuvieron lugar en 1015 y 1026, 1028. En 1028, los vikingos trataron de nuevo de llegar hasta Compostela, pero fueron derrotados por el ejército del obispo Cresconio. Ya en el siglo XII, la población escandinava, cristianizada por entonces en gran medida, se incorporaría al flujo de peregrinos procedentes de Europa. En ese siglo, Dinamarca, Noruega y Suecia establecieron sus propias archidiócesis dependientes del Papa.
Una de las consecuencias de estas invasiones fue la creación de baluartes en la desembocadura del río Ulla, en la zona de Catoira, para ser más exactos: las llamadas Torres del Oeste. También se amuralló Santiago y se trasladaron las sedes episcopales de Iria Flavia y Bretoña a Santiago y Lugo, respectivamente.
El lector puede obtener más información sobre este peculiar evento gallego en esta dirección web. En otras partes de Europa, como la ya citada Frederikssund, o el festival vikingo de Up Helly Aa, en Islas Shetland (Gran Bretaña), también se realizan celebraciones de esta naturaleza.
En abril de 2012, esta bitácora que se llama 2.0 Viajes tuvo la idea de reeditar las series de reportajes que más éxito de lectores habían tenido hasta el momento. Desde entonces, se han reeditado tres de esas series con renovado éxito: «Tres vértices de Centroamérica», «Regreso a la Edad Media de la Toscana» y «San Martín, una isla de dos países europeos». El primero reunía sendos reportajes sobre Cartagena de Indias, Granada de Guatemala y Veracruz; en el segundo se ilustraban magníficas San Gimignano, Monteriggioni y Volterra, tres localidades medievales italianas; en la tercera serie se recopilaron los artículos referentes a la Isla de San Martín, en el Caribe, y las ciudades Marigot, capital de la parte francesa de la isla, y Philipsburg, capital de la holandesa.
La naturaleza de Sudáfrica
La serie de artículos «La naturaleza de Sudáfrica» pretende ilustrar la belleza natural de un país como Sudáfrica, desbordante y bullente de vida, a pesar de las malas condiciones que soportan sus habitantes. El conjunto de la serie recoge la esencia de dos reservas naturales y dos parques nacionales muy conocidos en el país, aunque no tan divulgados fuera de él. Prueba de ello es que la espectacular Reserva Natural del Cañón del Río Blyde ni siquiera tenía una entrada en la Wikipedia española cuando se escribió, en agosto de 2011, y sigue sin tenerla hoy, 27 de julio de 2012. Y ha pasado prácticamente un año. Sudáfrica también es una espectacular reserva de animales, como demuestra la Reserva de Fauna de Madikwe, en la que cual está permitido también cazar varias de las 60 especies de mamíferos que la habitan. Por otro lado, los dos parques nacionales tratados en la serie sí tienen más fama: uno es el Parque Nacional Kruger, destino turístico natural de primer orden en el país, y el otro es el Parque Nacional de Table Mountain, muy turístico también por hallarse junto a Ciudad del Cabo.
Los 26 kilómetros del cañón del río Blyde, el segundo mayor de África, conforman el corazón de una de las reservas naturales más importantes de Sudáfrica. Las 29.000 hectáreas del parque son una apoteosis de los sentidos, con paredes verticales labradas por la corrientes y verde por todas partes. Varias cataratas a lo largo del río rompen el quedo correr del agua.
La Madikwe Game Reserve es una reserva de fauna que que alcanza una superficie de 60.000 hectáreas compartidas entre Sudáfrica y Botsuana. En ella está permitido cazar animales y realizar safaris organizados. Algunas de las especies que existen en el parque son el rinoceronte, el león, el leopardo, el hipopótamo y el elefante. Entre las aves, avestruces y buitres son las más reconocibles.
El Parque Nacional Kruger es el primer parque nacional de Sudáfrica por importancia turística. En él se encuentran los cinco grandes mamíferos africanos: el león, el leopardo, el elefante, el rinoceronte y el búfalo. El parque Kruger es un territorio salvaje para los amantes de la naturaleza en su más puro estado. Por ello, la Unesco otorgó a este parque la el título de Reserva de la Biosfera.
El Parque Nacional de Table Mountain es un parque costero de unos 221 km² de superficie ubicado en Ciudad del Cabo. Abarca la zona que los portugueses bautizaron como cabo de Buena Esperanza y una prominente elevación del terreno que se conoce como Montaña Mesa (Table Mountain) y a la que se puede subir en funicular para disfrutar de sus fabulosas vistas. Recibe al año unos 4 millones de visitantes.
En el futuro rescataremos otras series de reportajes que nuestros lectores han apreciado y que creen que reestrenarlas merece la pena.
Olorón-Santa María es una localidad francesa que se encuentra en el departamento de los Pirineos Atlánticos, a unos 80 kilómetros de Jaca. Ambas localidades están hermanadas entre sí y conectadas directamente por la carretera transpirenaica E-7. Ambas tienen también un interesante patrimonio histórico-artístico, aunque en el caso de Oloron-Sainte-Marie (así se escribe en francés) no es demasiado espectacular, pero sí es un sitio que merece la pena visitar. Olorón es famosa sobre todo por albergar la iglesia románica más antigua de la región del Bearn francés, la iglesia de Sainte-Croix de Oloron, y ser uno de los principales puntos de parada del Camino de Santiago en el sur de Francia, entre cuyas catedrales de referencia se cuenta la otra gran iglesia de la localidad: la catedral de Sainte-Marie de Oloron. Esta ruta de viaje hasta Compostela era conocida en la Edad Media como la vía Tolosana —via Tolosane—. Pero además estos pequeños atractivos turísticos, la paz y tranquilidad que se respiran en las calles de esta pequeña localidad francesa la convierten en destino idóneo para desconectar un fin de semana o un puente breve.
Emplazamiento de Santa María de Olorón (Google maps).
La iglesia de Santa María de Olorón forma parte de la denominación «Camino de Santiago de Francia» del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 1999. Esta catedral se empezó a construir en el año 1102, fecha en que el señor de la región, Gastón IV el Cruzado, volvió de las cruzadas. Parte de su estructura, en concreto la portada, es del periodo románico y el resto de ella se concluyó en estilo gótico. Otra de las iglesias de la ciudad, también declarada «monumento histórico» por el gobierno francés es la iglesia de Sainte-Croix, es decir, la iglesia de la Santa Cruz, que también data de finales del siglo XI y principios del XII, y que posee la peculiaridad de estar rematada por una cúpula bizantina. Se trata de la iglesia románica más importante y antigua de la región del Béarn, como hemos apuntado anteriormente, y conserva un interesante pórtico de factura románica.
Panorama. Foto de Jean Michel Etchecolonea, W. Commons.
«Casas colgantes» de Olorón. Foto: Myrabella / W. Commons / CC-BY-SA-3.0.
Algunas estampas de Olorón son preciosas. Foto de Peyot, W. Commons.
Ambas iglesias son los lugares más importantes desde un punto de vista turístico en esta localidad francesa de unos 12.000 habitantes… Pero en cualquier caso, hay algunos otros monumentos que merece la pena ver, como la Torre de Gréde, un baluarte defensivo del estilo propio de la Edad Moderna y que se conserva en muy buen estado, o el antiguo seminario Sainte-Marie, que data del siglo XVIII. Tampoco podemos olvidar el château de Legugnon, del siglo XVI y la maison du Patrimoine. También podrá disfrutar el viajero de los atardeceres de Olorón entre el absorbente verdor y la silenciosa calma que reinan en el parc Pommé.
Catedral de Olorón. Foto de Jibi44, Wikimedia Commons.
Torre de la catedral. Foto de Rotatebot, Wikimedia Commons.
Torre de la iglesia de Sainte Croix. Foto de Jean Michel Etchecolonea, W. Commons.
Por otro lado, las tranquilas y silenciosas calles de Oloron-Sainte-Marie, que conservan todo el sabor de la Francia tradicional, las casas que se levantan perpendiculares sobre el pacífico lecho del río, la escasa altura de su urbanismo son ingredientes que convierten el pequeño pueblo francés en un destino válido para perderse por un fin de semana. Además, los Pirineos están, como quien dice, a tiro de piedra y en ellos se pueden descubrir lugares naturales maravillosos, como el Parc National des Pyrénées en primavera y verano y las famosas pistas de esquí del Pirineo francés en invierno. En definitiva, Oloron-Sainte-Marie bien merece un buen fin de semana, bien merece una escapadita para desconectar de la rutina.
Imagen del «parc» Pommé. Foto de Jean Michel Etchecolonea, W. Commons.
Para cerrar este artículo sobre Olorón, queremos mencionar también que todas las primaveras desde 1959 se celebra allí el Concurso de las ciudades y pueblos en flor (Concours des villes et villages fleuris), que consiste en una competición entre los participantes para determinar quién tiene las flores y los jardines más floridos. Para conseguir más información sobre Oloron-Sainte-Marie, el lector puede visitar la página de la oficina de turismo de Olorón: http://www.tourisme-oloron.com/.
El Paraje Natural del Torcal de Antequera es un entorno natural que se encuentra a unos 15 kilómetros al sur de la localidad de Antequera (Málaga). Se caracteriza por albergar una gran cantidad de piedras calizas de caprichosas formas talladas por los diferentes agentes atmosféricos en un proceso de erosión continua que comenzó hace unos 65 millones de años. Hoy este lugar presenta un paisaje de origen kárstico que encierra ciertas similitudes con una de las últimas incorporaciones del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el del Parque Natural de los Pilares del Lena, en Rusia. También guarda similitudes con el bosque de piedra de Shilin, en China. A diferencia de estos, el Torcal de Antequera está en España, y nos ofrece una experiencia igual de sorprendente. Quizá doblemente sorprendente al encontrarse tan cerca.
B: ubicación del Torcal de Antequera (Google maps).
En total, la superficie del Torcal de Antequera asciende a 1.171 hectáreas que se encuentran inmersas en la zona de la Sierra Bética. Es tan extraño que en cierto modo nos hace sentir extraños, como perdidos en el interior de un inextricable laberinto de piedra ajeno a este mundo. La sensación de extrañeza aumenta conforme encontramos piedras extrañamente familiares, extrañamente moldeadas con formas de objetos específicamente humanos. La palabra que mejor puede resumir la sensación que cautiva a quien se interna en esta especie de bosque de piedra caliza son «extraño» y «extrañeza», porque lo normal es sentirse extraño, al igual que sucede, por ejemplo, en la Ciudad Encantada de Cuenca, donde también hay piedra caliza tallada por los agentes climáticos. En el Torcal de Antequera algunas de las formas que podremos encontrarnos son «el tornillo», «el ataúd» o «el dado», nombres que nos dan una idea de lo peculiar del sitio, del que podría decirse sin afectada exageración que pertenece a otro planeta, a otro Universo.
Estampa típica del Torcal de Antequera. Foto de Jakub Botwicz, Wikimedia Commons.
Foto de RaMaOrLi (Flickr), Wikimedia Commons.
El famoso «tornillo» es Monumento Natural. Foto de Karton82, W. Commons.
Como en otros lugares con estas características, en el Torcal de Antequera existen algunas zonas que tienen terreno lapiaz, es decir, con surcos que aparecen entre las piedras cuya profundidad puede variar entre unos milímetros y varios metros. En algunos puntos del paraje podemos encontrar incluso pasos estrechos entre las piedras, a modo de trinchera natural. Por otro lado, al tratarse de la dúctil piedra caliza, las cuevas aparecen con suma facilidad y se han llegado a localizar en la zona unas mil cuevas, como la sima de la Unión, que es la más importante. Algunas de esas cuevas contuvieron restos de la presencia del hombre prehistórico, como la cueva de Toro y la cueva de Marinaleda, restos que hoy se exhiben en el Museo Municipal de Antequera.
Rutas y variedad biológica
Hay establecidas dos rutas que atraviesan el Torcal de Antequera, una de forma circular y otra con forma de herradura. La ruta circular se llama Ruta Verde y se puede completar en 40 o 60 minutos de caminata de baja dificultad. La otra se llama Ruta Amarilla, también sin complicación, y tiene una longitud de 3 kilómetros que exigen en torno a una hora y media de marcha. Conforme avance en ambas rutas, el viajero descubrirá las caprichosas formas que ha tallado la naturaleza en el Torcal y constará paso a paso que se trata de una extrañeza insólita, propia de otro Universo.
Paisaje kárstico típico. Foto de Ian mckenzie, Wikimedia Commons.
Foto de Roland Geider, Wikimedia Commons.
Vegetación del Torcal. Foto de Manuel Krüger-Krusche, Wikimedia Commons.
Cabra montesa en el Torcal. Foto de Psicobyte, Wikimedia Commons.
Además de los paisajes que nos irán mostrando las rutas, podremos admirar vistas más generales en uno de los dos miradores ubicados dentro del paraje natural. Uno de ellos, el más típico por ser el que más cerca está del punto de información del Paraje Natural, es el Mirador de las Ventanillas, que asoma hacia el valle del Guadalhorce y la ciudad de Málaga. Hacia el este por carretera también se puede disfrutar de las vistas que ofrece el otro ventanal al valle del Guadalhorce: el Mirador Diego Monea.
El único componente que nos devuelve de nuevo a la Tierra entre tantas formas extrañas que tiene el paraje son las diferentes especies de fauna ibérica. Por ejemplo el gato montés o la cabra montesa, así como un gran número de aves, como buitres leonados y búhos reales se pueden ver en el Torcal de Antequera. De hecho, la Unión Europea ha declarado este Paraje Natural como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), debido a que se trata de uno de los últimos refugios de ciertas especies que se encuentran gravemente amenazadas, como el buitre leonado. Por otro lado, la variedad de flora que presenta este sitio es realmente amplia, con árboles de todas las especies que crecen normalmente entre los canales y orificios de las piedras calizas y que cuenta con especies que van desde los arces y encinas hasta los saúcos. La vegetación baja también es abundante y se pueden encontrar especies como el helecho o la yedra.
El lector puede obtener más información sobre el Torcal de Antequera en la dirección web: www.torcaltour.com.